La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pone en marcha una campaña de sensibilización para prevenir la entrada de droga y de otras substancias prohibidas en prisión. Con el lema ‘Si pasas droga en prisión, tu próxima visita podría ser en el cementerio’, el objetivo es por un lado reducir el número de fallecidos en prisión por drogas y, por otro, el control de la misma dentro las instalaciones penitenciarias y la disminución de la demanda entre los internos.
Los carteles y folletos van a ser colocados en los departamentos de comunicaciones, salas de espera, locutorios y otras dependencias de los centros penitenciarios. En los dípticos se recogen las consecuencias que tiene para los visitantes si se les descubre intentando pasar droga. Además llevan un código QR que escaneado revela la frase ¡Me mató la droga que me pasaste!
La campaña ha sido creada y coordinada por las áreas de Seguridad, Sanidad y Tratamiento y pretende contar con la colaboración, no solo de los trabajadores de las prisiones, sino de otros agentes que participan con la Administración Penitenciaria en su labor reinsertadora y, por supuesto, de los familiares y amigos que comunican con internos e internas.
Desde la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria se han establecido varias líneas de trabajo para valorar las causas de la mortalidad de las personas privadas de libertad:
La droga es la segunda causa de muerte en prisión. Aunque algunos fallecimientos registrados este año siguen pendientes de autopsia, 53 personas murieron a consecuencia del consumo de substancias psicoactivas. La causa más numerosa es, sin embargo, la muerte natural (77 muertes en lo que llevamos de 2019).
Durante el 2018, un 16,3% de internos fallecieron después de comunicar con sus familiares o después de regresar de un permiso. En lo que llevamos de 2019 (hasta octubre) ese porcentaje se eleva a un 20,5%.
El total de fallecidos en los centros penitenciarios en lo que llevamos de año es de 132, una cifra que sumada a los internos dependientes de la Administración Penitenciaria que fallecieron en el hospital, se eleva a 182. Esto supone un ligero descenso respecto a la muertes registradas en 2018 con un total de 210 fallecidos (154 de ellos en los centros penitenciarios).
Según el último informe SPACE del Consejo de Europa, nuestro país se encuentra entre los que tienen las tasas más bajas de mortalidad. La tasa española es de 19 fallecimientos por cada 10.000 internos frente a la media europea de 31.
Las drogas están detrás de muchos de los delitos que conducen a penas privativas de libertad. La drogodependencia es una de las causas más desestabilizadoras desde el punto de vista tratamental. La presencia de droga en las prisiones afecta negativamente al normal desarrollo de los programas específicos y a la vida regimental, ocasionando dificultades en la convivencia entre los internos, etc. La intervención con los presos se hace por parte de los equipos de tratamiento de una manera integral.
Las prisiones cuentan con unidades modulares especializadas de intervención de cuatro tipos:
En la actualidad existen 25 UTEs, 11 Módulos Terapéuticos, 5 Comunidades Terapéuticas y 2 Módulos Mixtos, en un total de 43 centros penitenciarios y con la participación de 2525 internos e internas.
La Dirección General de Ejecución Penal tiene prevista para este nuevo año la creación de los denominados Módulos Pre-Terapéuticos en los que se permitirá dar una nueva oportunidad a aquellos internos que han sido expulsados de alguno de los anteriores módulos por no cumplir con los requisitos para estar en ellos. La finalidad que se persigue es ayudar al interno a reconducir su actitud y prepararle para volver a dichos módulos de tratamiento.
Siguiendo en la línea de lucha contra la droga dentro de los centros penitenciarios, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha puesto en marcha en este 2019 la primera unidad canina propia. Hasta ahora, gracias a los acuerdos con Guardia Civil y Policía Nacional, eran sus perros los encargados de controlar que las visitas intentaran introducir droga dentro de los establecimientos. Con la Unidad Canina de Burgos, formada por dos perros que utilizan el denominado “marcaje lapa” (, y la formación que culmina en esta semana de otras cinco, se reforzará aún más el control en el interior de las prisiones.
El trabajo de estas unidades caninas, en función de su disponibilidad y las necesidades de los centros penitenciarios se va extender a Burgos, León, Palencia, Valladolid, Soria, Puerto I, Puerto II, Puerto III, Algeciras, Sevilla I, Sevilla II, Huelva y Badajoz. De cara a 2020 el proyecto de la actual Administración Penitenciaria es duplicar estas 6 unidades.
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