Calle Cervantes

Patio La Huerta. Se encontraba en el número 8 de esta calle, y dentro del popular “barrio de La Cigarra”, conociéndose a sus vecinos por “cigarreros”, entre los negocios cercanos, estaba “La Dalia” y la conocida perfumería “Roma”, de José María Campos, quien pagaba a los chiquillos 10 céntimos por las botellas vacías de cristal. Actualmente es la entrada a vehículos, pues se acondicionó como garaje. Con anterioridad, tenía la entrada por el portal del citado número.
Frente el edificio de Correos, da la espalda a esta calle. Antes de la construcción de estos edificios, que formaron la actual plaza, toda esta zona era un gran llano, con muchos pequeños patios, pero todos ellos carente de legitimidad, por lo que hubo problemas a la hora de expropiarlo.(José L. Gómez Barceló). Existió igualmente una Capilla del Hospital de Mujeres, donde se veneraba al Cristo de Vera Cruz, que al parecer fue robado por los moros, recuperándose por los Trinitarios, pagando su peso en oro.
En este edificio y en la planta alta, vivíeron las siguientes familias: Clemente Cerdeira Fernández, de Portbou (Gerona) abogado, casado con Doña Encarnación García de la Torre Zato, de Ceuta y sus hijos Clemente, Alfonso y Maria Teresa. En la actualidad ocupa la vivienda su hijo Clemente, nacido en Tetuan, con su esposa Carmen Morterero. Manuel Garcia de la Torre Zato, de Ceuta, empleado, casado con Concepción Casas y Más y sus hijos Manuel, Joaquin, Concepción, Alejandro y María. Desde este portal, se accedía a las viviendas del patio, donde vivieron las siguientes familias: Francisco Méndez Escarcena, carpintero, cuyo taller lo tenía justo enfrente, así como su esposa Cristobalina Castillo Pérez, de Jerez de la Frontera (Cádiz) y sus hijos Francisco y Esperanza. Su hijo Francisco, ingresó en la Academia General Militar, y llegó al grado de Coronel de Artillería. Esperanza ejerce de profesora en La Linea (Cádiz). Antonia Chacón Carrasco, de Ceuta, viuda y sus hijos Maruchi, Pilar, Manolo, Paco, aposado “el gordo”, sastre, y Eduardo. La familia de Manuel Chacón Carmona, natural de Ceuta, guardia municipal, su esposa María Galbarino Calamaro, de La Linea (Cádiz) y sus hijos Maruja, María, Ana, Francisca y Leandro. Maruja fue la esposa de Aurelio Pecino, propietario de la tienda de ultramarinos y bebidas “Casa Aurelio” y del café-bar “Real Madrid” que actualmente lo regenta su hijo Juan. La viuda de Rodriguez, Pilar Castillo Romero, de Albuñuela (Granada), con sus hijos Nicolás, Jesús, Enrique, Emilio y una hija. La familia de Antonio Ponce Bermudez, de Carrtraca (Málaga), albañil, con su esposa María Fernández Gómez, de Carratraca y sus hijos María, Antonio y Paco.
Otros vecinos fueron: Pedro Contreras Baro, de Antequera, panadero, casado con María Ponce Fernández, de Ceuta y sus hijos Pedro, María y Antonio, de Ceuta. Francisco Vázquez Cortes, de La Linea, electricista, casado con María Valero Chacón y sus hijos Manuel (tipógrafo) y Francisco (dependiente, ambos nacidos en Ceuta-Así mismo Guillermo, de nacionalidad alemana, persona alta, delgada, de pelo canoso y barba. Merche Garcia de la Torre, amiga de “caballita” que solía esperarla siempre afuera. Se celebraban los fines de semanas grandes bailes y verbenas, así como veladas de boxeo., donde combatieron verdaderos profesionales, tales como Peter Chito, peso medio, profesional de Tetuan, tales como Charradi, Bornia, Flores y otros procedentes del Antiguo Protectorado, además de ceutíes y legionarios del Tercio Duque de Alba. Parecía un jardín tropical, por la cantidad de plantas.
“Este patio perteneció a mis abuelos: Joaquín García de la Torre y Dolores Zato Rodriguez. El abuelo fue Alcalde de Ceuta y Presidente de la Cruz Roja, Medalla de Oro de la Cruz Roja.” Era una huerta que mi abuelo cuidaba con esmero, así como un jardín. Había tres pozos de agua potable, que aún hoy día aprovechan agua de uno de ellos. Efectivamente, se daban bailes y alguna que otra velada de boxeo. Posteriormente quedó como garaje.” (Clemente García de la Torre).
Parece ser que estuvo allí instalado el Teatro Andaluz, (Teatro de Variedades), allá por los años 1888. Este era un local amplio y disponía de butacas, platea, bar y foso para los músicos. El patio fue cerrado aproximadamente en el año 1960, quedando como en la actualidad, para uso de garaje.
En este mismo patio existió la fábrica de Helados “Los Valencianos”, que posteriormente se asociarían y creaban ”La Ibense”. La venta de los helados se llevaban a cabo a través de los típicos carrillos que por la época hacía la venta ambulante. (Joaquin Marañés). “El Pajarraco” solía entrenar casi a diario en este patio, mientras otro le hacía de toro.