“ ¡Jesús, Jesús!...si es igualita a la Corina... ¡ clavá, clavá ...!”
Pues a esta Calipso la quieren plantar (nunca mejor dicho) en el jardín que está a los piés de la Casa Trujillo, ubicación que no ha gustado a los inquilinos, quizás por lo emblemático del edificio. A pocos metros de Zara, espacio concurridísimo cuando llegan nuestros hermanos del otro lado del Tarajal al olor de las rebajas, entrando en cabalgada, como hizo Tarik en aquel 711. Calipso,con seguridad, no pasará desapercibida incluso hasta puede convertirse en un incentivo para las compras, que bien lo están necesitando las tiendas de la zona, desde que los follones fronterizos han mermado sus ingresos, amenazando, como en Melilla, la huida en masa. Y digo yo,ya que no hay voluntad en los políticos y sí evidente incapacidad, pues que “les den una medalla, y que se vayan”.
Esta Calipso grandullona, ya empadronada y con derecho a vivienda en Loma del Pez, no es un cíclope, aunque el gigantismo de su figura parece hacerla prima hermana de Polifemo, el que tenía un solo ojo en la frente. De lo que estoy seguro es que , en los días de poniente, se podrá percibir las curvas de sus contornos desde Cabo Negro, sobre todo las protuberancias de sus pechos y de sus glúteos.
Evidentemente, esta ninfa, como la del mito, será una clara tentación al pecado y hasta es posible que obligará al desvío de las procesiones. La ha donado como regalo de Navidad, su autor, Ginés Serrán, que completa de este modo y por ahora, su visión escultórica de las leyendas que están relacionadas con Ceuta y que, en pocos años, han transformado a la ciudad, en otra Acrópolis, rivalizando con la de Atenas y el Foro romano. Ginés empezó por el Puente del Cristo y sus bajos; siguió por las Palmeras y ya va camino de la calle Real, haciendo de estos lugares, su propia galería de arte, pues su taller, como sabemos, lo tiene por los alrededores de Saigón. Allí, en estos momentos está gestando la figura de Ulises, complemento de esta Calipso, de la que presiento que dará tema a los chirigoteros y que yo sigo encontrándole parecido a Bob Derek, la famosa Mujer-10.
No conocí a la Corina, de la que hablaban mi abuela y las de su quinta. Siempre lo hacían de la exuberante delantera y de lo que esta le ayudaba para su “alegría de vivir”¡Ah, y de su gata Flora!, famosa, como ella, allá por Hadú, en la Parisiana, pues con ella en brazos cantaba lo del “ Minino”. En ocasiones, bajaba hasta el Rebellín a darse un garbeo y a tomar chocolate con churros en “El Campanero”. Contaba mi abuela que la Corina, en la cafetería no disimulaba su postura tan osada como desafiante, teniendo enfrente al Centro Hijos de Ceuta, el núcleo levítico del franquismo caballa, donde la observarían, ocultos entre los vetustos cortinajes, siempre corridos, mientras ella merendaba. Y es que la Corina se sentía vedette, no pudiéndolo ser por tener los tobillos algo gruesos. Su perdición fue, como la Calipso, enamorarse de un legionario, que un día le dijo adiós, llevándose el mosquetón a Ronda. La abuela Socorro contaba, también, que tras la guerra civil huyó a Tánger para continuar de odalisca. Todo lo dicho, se lo conté en una cena, en Sevilla, a María Dueñas, por si podía usarlo para otro relato novelesco sobre el oscuro mundo del Protectorado.
La ninfa Calipso fue transgresora en el terreno moral.
Sabemos que engatusó al zorro de Ulises, cuando regresaba de Troya, camino de su patria, Itaca, en la que le esperaba la fiel esposa Penélope, engañando a los libidinosos moscones que le acediaban, haciendo y deshaciendo un pañito “ a punto de cruz”. La historia la concluye Homero cuando Calipso acepta darle la libertad, a condición de que la deje embarazada. El neófito fue bautizado con el nombre de Latino, hoy marginado en el santoral cristiano.
Concluyamos, apuntando los buenos dividendos que piensan sacar de esta estatua, la Confederación de Empresarios y las agencias de viajes de todo esto, pues confian en las múltiples expediciones, desde todos los confines africanos, para gozar contemplando la Calipso de Serrán Pagán, ya que pocos pueblos, como el nuestro, podrán ofrecer un binomio de arte y sexualidad: Una ninfa que parece gritar, “cómeme, cómeme”; y muy cerca, un dios, Hércules, capado por decisión del escultor, pero insinuándose a la manera de King-Kong. La Consejería responsable ya tiene carnaza para deslumbrar la próxima feria del Turismo, a celebrar en Madrid.
Y ahora, a esperar que la Calipso caballa, cargada de símbolos interculturales, sea descubierta con los honores que se merece. Asistencia de la Asamblea en pleno; policías municipales con sus mejores galas; y nuestra Sinfónica(que cada día suena mejor), luciéndose con “Paquito, el chocolatero”, que lo bordan.
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