Los vecinos de Varela-Valiño han decidido, cacerola en mano,
protestar por la situación que están viviendo pasando noches sin dormir debido a los ruidos constantes provocados por los acogidos en este pabellón deportivo de Ceuta. Y es que mientras por la mañana estas personas están durmiendo es, a partir de la noche, después de la ruptura del ayuno, cuando la situación se torna en insostenible. Gritos, partidos de fútbol, golpes, peleas… todo esto durante la noche y madrugada impidiendo el descanso a los que residen al lado de este pabellón que se ha transformado en un centro paralelo de acogida de inmigrantes y transfronterizos marroquíes.
Tras canalizar sus quejas y no encontrar respuesta alguna, los vecinos han decidido que al menos suenen y suenen todo lo fuerte que puedan. Así han salido a los balcones y han golpeado sus cazos con toda la fuerza para ese sonido materialice su malestar. No pueden descansar, no concilian el sueño y quienes tienen que trabajar llegan a sus empleos sin haber pasado una buena noche. Y esto es así desde que comenzó el mes sagrado de Ramadán y cambiaron los hábitos de vida de estas personas que por la mañana duermen y por la noche y madrugada alteran el descanso del resto. Los vecinos de Varela solo piden que se les atienda, que pueden recuperar la normalidad perdida, pero nadie les hace caso. La Ciudad, por su parte, ha pedido en multitud de ocasiones –hasta el hartazgo- que la Delegación del Gobierno disponga otro lugar en el que estas personas puedan ser acogidas. No se obtienen respuestas y el pabellón, al margen de que está siendo destrozado poco a poco, se ha convertido en un punto de hacinamiento en donde han llegado a convivir hasta más de 200 personas, entre los inmigrantes que fueron interceptados en el puerto y los transfronterizos.