Desde hace al menos una semana, la barriada de Loma Colmenar en Ceuta ha sido tomada por un inusual grupo de visitantes: un rebaño de cabras que deambula libremente por las calles y jardines del vecindario.
Los vecinos, sorprendidos y confundidos, no tienen idea de quién es el dueño de estos animales, pero una cosa es segura: las cabras han dejado su marca, y no precisamente en el buen sentido.
Las cabras, en su búsqueda constante de pasto, han convertido las zonas comunes de Loma Colmenar en su 'buffet' personal.
Vagando por los jardines y áreas verdes, estos animales han dejado un rastro evidente de su presencia.
Los vecinos están al límite de su paciencia, exigiendo la intervención de los operarios de limpieza pública para retirar los excrementos y sanear la zona; temen que derive en un problema de salud pública.
Una barriada por la que puede empezar esa "revolución de la limpieza" de la que han hablado este martes en el Pleno de la Asamblea.
"¡Es imposible caminar sin pisar caca de cabra!" comenta indignada una residente, y añade: "Esto no puede seguir así, necesitamos una solución ya".
La situación se agrava con las altas temperaturas de julio, que hacen que el olor de las heces, 'cocidas' al sol, sea insoportable.
El hedor que se desprende de las abundantes deposiciones ha generado molestias considerables entre los habitantes de los bloques de edificios, quienes ya no pueden disfrutar de un paseo por su propio vecindario sin taparse la nariz.
"Es como vivir al lado de una granja sin haberlo pedido", se queja otro vecino.
El problema no se limita solo a los jardines y calles. El rebaño ha sido visto incluso en uno de los accesos a Consultas Externas del Hospital Universitario de Loma Colmenar, donde las cabras han decidido tomar un descanso sobre los coches de los visitantes. Los pacientes y el personal del hospital no saben si reír o llorar ante tal escena surrealista.
A pesar del tono desenfadado con el que muchos intentan tomarse la situación, la necesidad de una intervención inmediata es clara.
Los vecinos de Loma Colmenar esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto y encuentren una solución para devolver la paz y la limpieza a su barrio.
Mientras tanto, las cabras siguen su recorrido, ajenas al revuelo que han causado, en busca del próximo jardín donde pastar.
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