Categorías: Tribunales y justicia

Cabeza de turco para los narcos

La historia del peruano Jaime Aníbal B.A., detenido a sus 53 años en el puerto ceutí con más de 300 kilos de hachís ocultos en la rueda del autobús que conducía, se entremezcla en la ristra de partes que la Guardia Civil tramita prácticamente a diario con otras historias. En un puerto por el que las organizaciones de narcotraficantes intentan pasar miles de kilos de hachís procedente de Marruecos cada año, nadie repara en si el detenido es realmente un eslabón de estas organizaciones, por lo que recibe un sueldo por el papel que le ha tocado desempeñar, o si se trata de un cabeza de turco, de un muñeco de trapo usado por quienes hacen negocio surtiéndose de la falta de conocimiento de quienes son utilizados para alimentar las millonarias arcas de beneficios de los narcotraficantes. El abogado de Jaime Aníbal, el letrado Abselam Abderrahamán, confía plenamente en que su defendido se encuentra entre los segundos. Lleva casi un año peleando en los juzgados para que se investigue hasta el final. Desde que el 27 de junio de 2011 su cliente fuera detenido en la zona de embarque no ha parado en su intento por demostrarlo. La fe en la inocencia de Jaime Aníbal la tiene su abogado que se apoya en la cadena de indicios que le hace suponer que en esa combinación de factores que se da en cualquier intervención de drogas no siempre el resultado tiene que ser el mismo.
La noche del 26 de junio de 2011, horas antes de la intervención de la Benemérita, el detenido se encontraba en Algeciras. Su misión, como chófer contratado por una empresa de viajes turísticos, era esperar la llegada de un autobús procedente de Ceuta para trasladarlo a Barcelona, después de que con dicho autocar se hubiera realizado una ruta turística por Marruecos. Con la habitación reservada en un hotel, se le llamó de la empresa para cambiar sorpresivamente los planes. Tenía habitación reservada en el Hotel Parador La Muralla, ya que, por circunstancias sobrevenidas, tendría que encargarse de pasar el autobús de Ceuta a Algeciras y seguir la ruta. En el expediente abierto sobre este caso constan las dos facturas de hotel a nombre del detenido. ¿Es lógico que la empresa reserve y pague dos noches, en distintos hoteles, a su cliente?
Jaime Aníbal cumplió el encargo y esperó en el Parador que llegara la mañana para partir. Es en este momento cuando comienzan a aparecer en escena indicios que convierten la historia en, cuando menos, curiosa. A primera hora de la mañana, las cámaras del Parador graban la entrada en el hotel del apoderado de la empresa, Eduardo P., actualmente en paradero desconocido y con orden de busca y captura sin poder ejecutar. El gerente deja las llaves del autobús en la recepción para que sean entregadas a su trabajador. El vehículo acababa de pasar por la frontera del Tarajal, después de dejar a decenas de turistas en Marruecos. Venía cargado con el hachís, escondido en los huecos laterales habilitados sobre las ruedas traseras del autobús.
La trampa estaba perfectamente tendida. Cuando el acusado bajó a recepción se le informó de que habían dejado las llaves del vehículo a su nombre para llevarlo a la península. A las 8.30 horas, tan sólo hora y media después de la visita del gerente de la empresa, uno de los canes antinarcóticos de la Benemérita alertaba a los agentes de que el vehículo estaba cargado hasta los topes de droga.
¿Es posible que más de 300 kilos de hachís sean cargados en un doble fondo muy bien preparado en poco más de hora y media? Ese es el periodo que separa el tiempo en el que la grabación del Parador recoge la entrada del gerente de la empresa y el momento en que la Benemérita detiene al acusado de estos hechos. En todo momento el detenido fue colaborador de los agentes, algo que extrañó en una Compañía Fiscal en la que están más habituados a toparse con pasadores de droga que buscan mil y una artimañas para intentar despistar a la Guardia Civil. A veces lo consiguen y otras no. En lo que va de año se ha decomisado 4 toneladas de hachís, en el 90% de los casos en la zona de embarque. Cifras que esconden servicios en los que ha habido de todo: detenidos que se resisten, otros que intentan escapar, los hay que buscan señuelos para pasar desapercibidos... Pero en el caso de marras la actitud del peruano Jaime Aníbal fue más bien la contraria a uno de estos pasadores. Algo que ha sido destacado por los que llevaron a cabo ese servicio aunque sin tener posibilidad de demostrarlo ante la instancia judicial al no ser preguntados a este respecto. ¿Pudo existir una confabulación del detenido en el pase de drogas que se hizo desde Marruecos? Documentalmente resultaría imposible, ya que carece de pasaporte así que la introducción de la droga por el paso del Tarajal no la podía llevar a cabo. ¿Aceptar ser el pasador por el puerto? Demasiado arriesgado para quien tenía que haber pasado la noche previa al embarque en Algeciras y no en el hotel parador ceutí.
Lo curioso es que el caso de este peruano, que deja un hijo en Perú al que mantenía, y una mujer que ha tenido que buscar trabajo a la desesperada en España, no es el único en un sistema, el que crea el tráfico de estupefacientes, que deja muchos cabezas de turco en el camino. El 80% de los presos que cumple condena en Los Rosales es por algún delito relacionado con la salud pública. Los hay que terminan confesando que se les engañó, que se les dibujó un trabajo sencillo con el que poder ganar dinero fácil. Y en una sociedad en crisis, con unas tasas de desempleo brutales, esta vía se confirma como la salida por la que más se apuesta. Los hay que se han visto envueltos en una detención sin saber que estaban siendo utilizados. Son conductores de vehículos a los que se les había preparado la carga previamente gracias a una maquinaria que funciona a la perfección.
Para la defensa de este detenido el enigma está más que resuelto y sobre la balanza de la justicia le queda el complicado papel de burlar lo evidente y hacer entender que las casualidades y el cúmulo de indicios, si se dan la mano, pueden arrojar un resultado sorprendente. Se enfrenta a más de 4 años de cárcel.

Otro autobús de la misma empresa, con 207 kilos de hachís

El 3 de mayo de 2011, un mes antes de la detención de este acusado, la Guardia Civil del puerto de Málaga interceptaba un autobús procedente de Melilla en el que se encontraron 207 kilos de hachís. Se trata de un autocar procedente de la misma empresa en la que el detenido llevaba prestando servicio solo meses. El gerente de esta empresa, ahora en busca y captura, tiene a su vez relación con otras cinco empresas más del sector. Si llegara a probarse la relación de estos servicios entre sí e investigarse si se han producido más detenciones de autobuses de la misma flota por los mismos hechos, se estaría ante un caso que debería ser juzgado en la Audiencia Nacional. Esta vía se encuentra ahora bloqueado al no haberse dado orden alguna para investigarlo.

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