El
PSOE de Juan Gutiérrez es el elemento más volátil de la política de Ceuta. En apenas medio año ha exigido al
PP “estar adentro” del
Gobierno de la Ciudad y
apestar de su integración en agosto, acomodarse como puntal externo del Ejecutivo de
Vivas en minoría, abstenerse en septiembre tras lograr el
sí a todas sus enmiendas a un expediente de modificación presupuestaria, apoyar inicialmente las cuentas de la administración local para 2024 en noviembre y reclamar en diciembre de nuevo hacerse con consejerías junto a los populares.
Este miércoles ha amenazado con romper con todo. La última campanada socialista tras perder un diputado y 1.500 votos en mayo, cuando se daba por ganador, sonaría a hielo en cualquier relación: me lo pones “cada día un poco más difícil”,
ha advertido a Vivas. Tras el plantón del PSOE en agosto, cuando Ferraz vetó el primer conato de gobierno de coalición, el presidente ha dado calabazas a Gutiérrez. Prefiere llegar a 2027 en minoría y hablando “con todos” salvo con Vox, como ha repetido hasta la saciedad. El PSOE lo deja todo en el aire a dos semanas del Pleno que se convocará entre Navidad y Nochevieja para debatir la aprobación definitiva de los
Presupuestos de la Ciudad para 2024, que sin su apoyo exigiría el respaldo de Ceuta Ya! dando por hecho que se repita el del MDyC. No es un trámite baladí. De él depende la actualización salarial (un 2%) de miles de empleados públicos, el pago de decenas de subvenciones y cientos de puestos de trabajo indirectos, el aprovechamiento efectivo de los fondos europeos, la materialización de inversiones millonarias... Hace un mes los socialistas presumieron de haber incluido en el expediente “75 millones de euros en inversiones durante los próximos cuatro años” que, a su juicio, avalaban su sí a un documento trascendental que ya no saben si apoyarán porque, según la explicación del PSOE en nota de prensa, el PP no está dispuesto a compartir Consejo de Gobierno. Mucha “responsabilidad”, pero primero la contabilidad. “Tras 22 años en el sillón, Juan Vivas y el PP consideran a Ceuta y a su Gobierno parte de su patrimonio”, han denunciado desde el PSOE, que en agosto, cuando Vivas hubiera entregado tres consejerías y varias empresas municipales como dote por un pacto estable de cuatro años, proclamó que “con este PP, el de Feijóo, que nos insulta cada dos palabras, difunde bulos a diario y tiene un nulo respeto por el presidente [Sánchez], no hay nada que hacer a nivel de pactos”. El nivel de improperios desde Génova no se ha, desde luego, reducido desde entonces, pero el Gobierno local ha desvelado este miércoles que, el día de la Inmaculada Concepción, Gutiérrez planteó a Vivas solo dios sabe el porqué inmediato retomar “el planteamiento formulado al principio de la legislatura sobre constitución de un gobierno de coalición entre las dos formaciones”. Ninguna de las fuentes consultadas ha sabido aclarar si el núcleo irradiador de la idea está en la Ejecutiva Federal de Ferraz, temerosa quizá de la tormenta que generará su pacto con EH Bildu en Pamplona, o en Ceuta, que hace sus propios números y cábalas en pleno trajín de la Ciudad a la Delegación. Desde luego algo sí ha cambiado en la ciudad desde agosto: el Ejecutivo local está hoy plenamente convencido de que municipalizar el servicio de limpieza pública viaria es lo mejor. Esa posición pone en un brete a Gutiérrez, que si se consuma esa voluntad tendría que renunciar a su trabajo y sueldo como encargado general de las basuras o a su carrera política. La salida de Cristina Pérez de una vicepresidencia de la Asamblea camino de la Delegación daba una salida aparentemente fácil a esa encrucijada, pero el PSOE ha postulado para ese puesto (retribuido con 79.900 euros brutos anuales desde enero, como cualquier consejero) a Melchor León. Incluso con la subida de casi el 50% a Gutiérrez no le saldría rentable. De acuerdo con su declaración de bienes, ahora ingresa 75.000 euros netos al año entre Trace, la Asamblea y el Puerto. Salvo que esté dispuesto a renunciar a más de la mitad de sus ingresos a su carrera política, al líder del PSOE de Ceuta solo le quedaban dos salidas: confiar en que tarde o temprano la municipalización que sabotean los poderes fácticos será inviable o un sillón en el Gobierno que cuanto menos, con poder ejecutivo, le compensase una pérdida de remuneraciones.