Una nueva edición de 'Buscando a Nemo', que, en esta ocasión, se ha celebrado en las aguas próximas a la Playa del Chorrillo. No se trata, como ya se ha dicho en otras ocasiones, de una competición pura y dura, ya que en la misma no hay carreras dislocadas, pero, por otro lado, igualmente existen premios para cada uno de los concursantes.
Sobre una zona rocosa a no más de doce metros de profundidad se marca un recorrido, el cual está balizado hasta el final. A lo largo del mismo se encontraban con una cinta roja y con el número de la prueba, la cual indicaba que en un radio de quince metros tenían una estación. En ese radio debían buscar una tablilla blanca, en la cual se leía la prueba subacuática que debían superar para poder seguir la ruta hasta encontrar la siguiente estación. En total eran siete.
Luego, antes de finalizar y para llegar al punto final, los participantes se encontraban con tres caminos, donde solamente uno de ellos era el verdadero. Ganó lógicamente el equipo que menos tiempo tardó en efectuar la totalidad de las estaciones y presente su pizarra con todas las pruebas resueltas correctamente.
Los equipos e staban formados por parejas de buceadores y se dividían en dos niveles, por un lado, los buceadores de tres y dos estrellas nivel ‘A’ y buceadores de una estrella nivel ‘B’.