Los familiares de Ismael Arjas, de 35 años, lo buscan “desesperados” desde que el pasado viernes por la tarde salió de la vivienda donde reside con sus padres en Castillejos y no regresó. Su rastro se ha perdido absolutamente y durante las últimas casi 72 horas no han tenido ninguna noticia o indicio sobre su paradero.
Según ha explicado una de sus tías, Yamna, que trabaja en Ceuta, “mi sobrino salió de casa alrededor de las cuatro y media de la tarde y no volvió”. “Todos estamos muy preocupados, pero especialmente su padre y sobre todo su madre, mi hermana”, ha relatado.
Arjas no tiene trabajo actualmente y se encuentra bajo tratamiento médico, pero su vida era rutinaria: “Se encontraba bien, salía y entraba de casa con normalidad... No había ninguna razón para pensar en que pudiera pasar algo como esto”, argumenta su allegada.
Según su tía, el joven residente en la vecina localidad marroquí había confesado alguna vez que “le gustaría emigrar”, pero tal intención nunca se había materializado en algo concreto que llevase a creer a sus familiares que realmente pensase en echarse al agua para intentar alcanzar irregularmente las costas de Ceuta o de Andalucía.
La inquietud por su estado es lo que “consume” y tiene “destrozada” a la familia, que está utilizando todos los recursos a su alcance para alertar sobre su ubicación en paradero desconocido por si las Fuerzas de Seguridad diesen con él en alguno de los dos lados de la frontera o en la península.
Entre el 1 de enero y el pasado sábado han conseguido acceder irregularmente a Ceuta por vía marítima un total de 37 personas, un 10,8% menos que durante el mismo periodo del año anterior, según los datos registrados por el Ministerio del Interior. Por la vía terrestre, que incluye los espigones marítimos del Tarajal y Benzú, han hecho lo propio 474, un 14% por debajo de las cifras acumuladas en el mismo periodo de 2022.