La cuenta de desaparecidos no hace más que aumentar. Coinciden en lo mismo: son jóvenes que aspiraban a cruzar a Ceuta desde Marruecos y de los que nada se sabe.
Al otro lado de la frontera prevalece la más pura desesperación, la de padres, hermanos, amigos… Y a este, solo hay incógnitas, demasiadas.
En las últimas horas se ha denunciado la desaparición de tres amigos marroquíes.
Se llaman Youssef el Kharbach, de 25 años; Adham Kova, de 24, y Mohamed, de 25.
Salieron el martes a las nueve de la noche de la playa de Castillejos siguiendo la ruta más peligrosa, la del espigón.
Son amigos con residencia en un barrio de Tetuán, Taboula, y se pusieron de acuerdo para partir.
De allí se marcharon siguiendo el mismo ritual de otros vecinos: hacerse con un traje de neopreno y aletas para intentar el cruce.
Saben que otros murieron en el intento, pero eso no es freno para emprender un camino arriesgado.
Venían buscando una oportunidad laboral, no tienen trabajo y forman parte de familias sin recursos. En Marruecos no hay alternativa y la juventud escapa arriesgándolo todo.
El cierre de la frontera supuso un mazazo para el norte, eso ha derivado en un aumento notable de la inmigración.
Pese a las muertes y devoluciones, las historias no cesan.
Sin noticias
Las familias de estos chicos han buscado sin éxito información en Marruecos. Allí nada saben de ellos, la pista se pierde en el mar.
En Ceuta nada se sabe. ¿Cómo puede haber tanto desaparecido? Las familias temen lo peor y por eso hacen este llamamiento buscando algún dato que alivie su situación.
En los últimos días ha habido un repunte en las entradas lo que ha llevado a la práctica de rescates extremos, en madrugadas de niebla definidas por la angustia.
Las familias piden ayuda.