Se llama
Mohamad Marso Nhar y lleva desaparecido desde el pasado 4 de abril, cuando decidió partir en una
embarcación junto a otros amigos más del pueblo de
Beliones, vecino con Ceuta a través de Benzú. Aquel día,
a pesar del temporal, decidieron marchar destino a la Península con el objetivo de buscar ese progreso que ha motivado la marcha de muchos jóvenes marroquíes que no encuentran en su tierra porvenir. Mohamad tiene 28 años y su única vía de ingresos fue el tráfico que generaba la frontera del Tarajal cuando estaba operativa, antes de que en marzo de 2020 la pandemia provocara su cierre. La familia y amigos de este joven, cuyos padres son muy mayores, solicita colaboración, pide ayuda para intentar dar con su paradero. En medio del trayecto, cuando los cuatro marroquíes estaban próximos a alcanzar la Península, Mohamad llamó desde su teléfono móvil avisando de que tenían problemas. Dos de sus amigos habían caído al mar, los perdió de vista, mientras que él y otro joven apuraban cómo mantenerse en una situación crítica. Las posteriores llamadas que los familiares han hecho para contactar con Mohamad han sido nulas: el teléfono ha dejado de estar operativo. En el pueblo de Beliones temen lo peor, creen que Mohamad ha podido perder la vida en ese trayecto pero necesitan esa corroboración tan necesaria para saber dónde se encuentra. La agonía que arrastran desde ese 4 de abril se ha transformado en una tortura. La falta de noticias es lo peor. No saber dónde está, si sigue perdido o si fue rescatado por algún buque constituyen datos que necesitan ser clarificados. Por eso han facilitado a este periódico su fotografía por si alguien lo ha visto o sabe de su paradero. No han sido informados de que se haya producido rescate alguno desde la fecha de su desaparición, por eso reclaman cualquier dato que pueda ayudarlas a calmar esa incertidumbre que arrastran desde hace ya cinco días. Desde el cierre de la frontera son incontables los casos de marroquíes desaparecidos en el intento de escapar de su país, sobre todo después de que se cortara la única inyección económica de la que disponían muchas familias de la zona norte. En escapadas bordeando los espigones se han producido cuantiosas tragedias.