Opinión

Budapest

Partiendo de la plaza Erzsébet, empezamos a caminar por la suntuosa avenida Andrassy. Es, tal vez, la arteria más importante de Budapest y su construcción se inició en 1872. Además de constituir una importante área, arbolada en zonas, residencial y comercial con tiendas de moda, marcas de alto prestigio y variedad de restaurantes, su valor artístico y patrimonial se encuentra en los numerosos palacios y mansiones que lucen unas bellas fachadas renacentistas. Por esta razón, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2002. Su nombre se asignó en 1885 en honor al primer ministro Gyula Andrassy, que apoyó el desarrollo de la misma. Bajo ella circula la segunda línea de metro más antigua del mundo y se ubican sedes de embajadas, entre ellas la de España. Su largo recorrido, de dos kilómetros y medio de longitud, finaliza en la Plaza de los Héroes y recorriéndolo encontraremos importantes lugares a visitar.
Iniciando el recorrido por Andrassy, encontramos el Palacio Drechsler, construido entre 1893 y 1896 por encargo de los Ferrocarriles Húngaros como inversión, con una impresionante fachada neorrenacentista y neogótico francés Inicialmente albergó un elegante café, luego como Instituto Nacional de Ballet y en la actualidad funcionará como un hotel de lujo.
Interior y exterior de la Ópera de Budapest
Frente al palacio se encuentra el edificio de la Opera Nacional de Hungría, también de estilo neorrenacentista, construido entre 1875 y 1884. Fue financiada por el emperador Francisco José I, que impuso al arquitecto la condición de que no superara, dimensionalmente, al edificio de la Opera de Viena. Inicialmente contó con 2.400 asientos, aunque en 1980 se remodeló y se redujo su capacidad a 1.289 espectadores. El propio Francisco José I, presidió la inauguración en 1884.
La impresionante fachada la adornan 16 imágenes de grandes compositores y músicos. A la entrada se rinde homenaje, con sendas estatuas, a los célebres compositores húngaros Franz Liszt y Ferenc Erkel, autor del Himno Nacional. El majestuoso interior cuenta con una elegante escalera principal de mármol y las paredes y el techo recogen terciopelo púrpura, espectaculares lámparas, adornos, espejos y vistosos frescos de pintores húngaros. Su acústica es considerada la mejor del mundo y la propia Sisi era asidua habitual a su palco. Curiosamente, el mismo no estaba en el centro, sino en un lateral, precisamente para que todos los espectadores pudieran contemplar su asistencia.
Casa del Terror
Continuando por la Avenida Andrassy, en la misma acera de la Opera, en el número 60, encontramos un terrorífico edificio de tres plantas y sótano, que ahora denominan la Casa del Terror. Hace esquina, sus paredes son de color grisáceo, enmarcadas en la parte superior y los laterales por unas amplias cornisas o paspartú de color negro y unas letras blancas de gran tamaño, con la palabra TERROR. En los laterales de las fachadas, están colocadas fotografías de centenares de ciudadanos húngaros, con sus nombres y la fecha de su muerte, que perdieron la vida como víctimas en la revolución de 1956.
El edificio fue en 1937 la sede del partido fascista húngaro Cruz Flechada y con la invasión alemana en 1944, los nazis lo utilizaron como prisión. Al acabar la II Guerra Mundial, con la ocupación soviética, los comunistas no cambiaron su uso y lo utilizaron como lugar de interrogatorios, torturas, encarcelamiento y ejecución.
En la actualidad, reconstruido y a partir de febrero del 2002, con su nombre de Casa del Terror, se ha convertido en un museo contra los totalitarismos nazi y comunista. Merece la pena visitarlo, aunque es sobrecogedora la visión de las celdas de tortura, los instrumentos para administrar la misma y las ejecuciones, pero sobre todo la constatación de la maldad que puede albergar el ser humano.
Continuando el paseo por Andrassy, encontramos el edificio de la antigua Academia de Música fundada por Franz Liszt en 1885. En el primer piso vivió el compositor entre 1881 y 1886 y alberga un Museo Memorial en su honor con instrumentos y objetos personales del compositor.
Plaza de los Héroes
El recorrido por el rico bulevar Andrassy, termina en la amplia Plaza de los Héroes. En una antigua glorieta se empezó su construcción en 1896 como conmemoración del milenio de la fundación de Hungría y se terminó en 1929. La preside el Arcángel San Gabriel en una estatua, sobre un pilar blanco de 36 metros, que en el centro de la plaza, sostiene la santa corona y la doble cruz evangélica, como símbolo del cristianismo de Hungría. Los siete líderes de las siete tribus magiares, tradicionalmente fundadoras de Hungría, se encuentran rodeando el pilar en bellas estatuas a caballo. Columnatas más bajas están dedicadas a la Guerra y la Paz, el Trabajo y el Bienestar y el Conocimiento y la Gloria.
Delante de estos monumentos se encuentra el cenotafio que hace un homenaje a los húngaros que dieron su vida por la libertad de Hungría durante su historia, representada por la Piedra Conmemorativa de los Héroes, colocada en 1929. Posteriormente, en 1932 el lugar fue bautizado como Plaza de los Héroes. Como curiosidad detrás de recuerdo funerario, casi desapercibida, puede contemplarse una placa que cubre el antiguo pozo de agua termal encontrado a 971metros de profundidad en 1878.
Detrás del Memorial, lo circunvalan dos arcos de circunferencia como repisas, en los que se ubican alineadas las imágenes de los reyes de Hungría a lo largo de su historia. Flanqueando la Plaza de los Héroes encontramos el Museo de Bellas Artes, ubicado en un edificio de estilo neoclásico con una fachada inspirada en las antiguas Grecia y Roma. Ocho columnas corintias soportan su frontón con una recreación de la mitológica batalla de Lapitas y Centauros y la reproducción del frontón existente en Olimpia, en el templo de Zeus. Fue inaugurado en 1906 por Francisco José I y es uno de los museos más importantes del mundo, recibiendo más de medio millón de visitantes anuales. Merece la pena la visita porque pueden contemplarse obras desde la antigüedad ‒ importantes del arte egipcio‒ hasta los tiempos modernos. Puede disfrutarse entre otros de Rafael, Leonardo, Durero, Tiziano, Tiépolo, Rubens, Van Dyck, españoles como El Greco, Velázquez, Murillo, Ribera o Goya y representantes modernos como Manet, Pissarro. Renoir y Toulouse- Lautrec.
Estatua de Puskas
Finalizada la visita a la Plaza de los Héroes y al Museo de Bellas Artes, continuamos hacia la finalización de la plaza para adentrarnos en uno de los pulmones de Budapest y lugar de esparcimiento, como es el inmenso Varosliget o parque municipal de la ciudad, de 1.400 por 900 metros. En la Edad Media era un terreno pantanoso utilizado como coto de caza para la familia real de Austria. En 1751, la emperatriz María Teresa, durante su reinado, mandó desecarlo y darle un ajardinamiento similar a los parques de estilo inglés, con lo que se convirtió en el primer parque público de la ciudad. Posteriormente, se utilizó en 1896 para albergar la Exposición del Milenio de Hungría.
La primera visión al acceder al parque, es un pequeño lago con la presencia de barquitas que lo surcan. En invierno, su agua se congela y se convierte en una inmensa pista de patinaje al aire libre. Precisamente para esa función se construyó en 1870, siendo la primera construida en Europa y la de mayor tamaño.
El parque tiene una dimensión pluridisciplinar por lo que podemos contemplar en su recorrido numerosas y variadas muestras. A la derecha del lago, encontramos el castillo de Vajdahunyad que, en realidad, es un complejo de pabellones de diversos estilos arquitectónicos. Se construyó en 1896 para celebración de la exposición del milenio, inicialmente en madera y cartón, pero al finalizar la misma, debido a su éxito, se reconstruyó con ladrillo para darle permanencia. En su interior, se encuentra el Museo de Agricultura desde 1897, con interesante exposición de aspectos históricos de la agricultura húngara y de la vida rural con utensilios animales y técnicas de manejo. En los jardines del palacio, impresiona la enigmática escultura a gran tamaño de un hombre encapuchado, sentado y portando una pluma o lápiz −decolorado por la cantidad de personas que la manosean pensando que trae buena suerte− en su mano. Se trata de Anonimus, personaje de identidad poco aclarada, que se supone pudiera ser notario del rey Bela III y autor de la historia de la llegada de los iniciales húngaros, en el siglo XIII.
Continuando, podemos contemplar la Casa del Milenio Húngaro que es el edificio más antiguo del parque de 1885. Con una gran riqueza de cerámica fue muy afectado en la II Guerra Mundial, pero tras su restauración fue reabierta en el 2019. Siguiendo el recorrido podemos visitar el Zoológico y Jardín Botánico de Budapest fundado en 1866 por la Academia de Ciencias de Hungría cuya instalación actual alberga más de 700 especie de animales, más de 2.000 tipos de plantas y lo visitan anualmente un millón de personas. Está cercano el Gran Circo de Budapest, inaugurado en 1891 aunque la edificación actual se hizo en 1971.
Elemento imprescindible de la visita a Budapest, si se tiene tiempo, es disfrutar de los baños termales en los diferentes balnearios de la ciudad. Concretamente en el parque Varosliget se encuentra uno de los más significativos además de ser históricamente el primer balneario en Pest. Se construyó entre 1902 y 1913, constituyendo un precioso edificio neobarroco. Está dotado de una gran piscina central y en el interior doce más pequeñas a diferentes composiciones y temperaturas, baños de vapor y saunas. En 1926 se le incorporaron tres piscinas al aire libre que permiten disfrutar de baño en invierno a 37ºC, cuando fuera se está a bajo cero. El agua de abastecimiento, a 76ºC, procede de un pozo a 1.246 metros de profundidad. Es rica en magnesio, sodio, flúor y azufre, por lo que los baños, además de efecto lúdico, proporcionan remedio medicinal para los problemas en las articulaciones.
Catedral San Esteban
Regresando al centro de Pest, encontramos la Catedral de San Esteban. Se comenzó a construir sobre el año 1851, concluyéndose 54 años después, en el año 1905, siendo consagrada ese mismo año. Comparte con el Parlamento de Budapest− equilibrando el poder laico y el religioso− la mayor altura de edificación urbana, 96 metros. El retraso en la construcción, fue debido a que en 1868 se derrumbó la cúpula y hubo que reconstruir la edificación.
De estilo neoclásico, su planta es una cruz griega de amplias dimensiones, ya que puede albergar en su interior más de 8.500 personas. En la fachada, dos torres gemelas laterales, dan amplitud exterior y en una de ellas, la torre de la derecha, la sur− a la que puede accederse en ascensor o a pie− se encuentra la campana más grande de Hungría, de casi 10 toneladas, que se utiliza dos veces al año. La otra torre campanario, norte, tiene cinco campanas.
Su nombre hace honor a San Esteban, primer rey de Hungría, de 975 a 1038, aunque en un principio iba a dedicarse a San Leopoldo, patrón de Austria. Precisamente uno de los tesoros que alberga la basílica en su capilla, es la supuesta mano derecha momificada de San Esteban, reliquia denominada como Santa Diestra. El interior está decorado con numerosas esculturas y vistosos tipos de mármoles.
Como dato curioso y siendo aficionado al futbol, tengo que referir que en la cripta de la basílica se encuentran enterrados los restos del magnífico jugador del Real Madrid, Ferenc Puskas. Fue un excelente goleador con su pierna izquierda, bautizado por los cronistas como Cañoncito Pum, por la fuerza de sus disparos. Fue representante de una generación de futbolista húngaros en los años 50 que, en el Honved y en la Selección Nacional, deslumbraron mundialmente. Puskas, es un ídolo en su país y cuenta en Budapest con su nombre en una plaza, en una calle, un grupo escultórico de cuerpo entero enseñando a unos niños y con el mayor estadio de Hungría, llamado Puskas Arena. Ya en tiempos del comunismo, como no había futbol profesional, le dieron por sus méritos la graduación de comandante del ejército húngaro.
En la calle Dohany, en el antiguo barrio judío, se encuentra un edificio que merece la pena visitar, la gran Sinagoga. A mediados del XIX, con gran auge de la comunidad judía, se construye la Sinagoga entre 1854 y 1859. Su estilo es neomorisco, con influencias de la Alhambra de Granada y algunos toques bizantinos, góticos y románicos. Sus dimensiones son 53 metros de largo y 26 de ancho, unos 1.200 metros cuadrados, que la convierten en la segunda del mundo. Está compuesta por tres amplias naves, con capacidad para unas 3.000 personas. Los 1.497 asientos en la planta baja, son para hombres y algunos menos, 1.472, en la galería superior para mujeres. El interior está ricamente decorado con oro, pinturas y grandes lámparas. En el exterior, dos torres octogonales de 43 metros con cúpula, enmarcan la entrada que luce una vidriera de rosetón. La II guerra Mundial ocasionó graves desperfectos a la sinagoga y la restauración se llevó a cabo a partir de 1991, finalizándose en 1996.
El conjunto arquitectónico actual lo constituye la propia Sinagoga, el Museo Judío, el Templo de los Héroes−homenaje a los judíos muertos en la I Guerra Mundial− y un Memorial que recuerda el holocausto con una escultura. Simula un sauce llorón y en sus hojas lleva el nombre de los asesinados, que se construyó en 1991 y se tituló el Arbol de la Vida. En el jardín trasero del Templo de los Héroes, entre la Sinagoga y el Museo Judío, se encuentra un insólito Cementerio judío. Es la única sinagoga del mundo que tiene un cementerio en su jardín, porque ello no lo contemplan las costumbres judías. En este caso, la excepción se encuentra en que en 1944 en el gueto judío, donde se encontraba la sinagoga, murieron de hambre y frio más de 2.000 judíos que tuvieron que ser enterrados necesariamente allí y el lugar se ha conservado.
En la orilla derecha del Danubio, se asienta el impresionante edificio que acoge el Parlamento de Budapest. En 1873 al unirse las tres ciudades Buda, Obuda y Pest constituyendo Budapest, capital de la nación, la Asamblea Nacional decidió establecer un edificio parlamentario que acogiese a la Casa de la Madre Patria. Para ello, se convocó en 1882 un concurso público que ganó el arquitecto Imre Steindl, con un modelo ecléctico fundamentado en el neogótico con toques del renacimiento y del barroco. Su construcción se inició en 1884 y se inauguró en 1902, con una dotación media de unos 1.000 trabajadores y se utilizaron 40 millones de ladrillos. Al ubicarse muy próximo al río, una fuerte cimentación tuvo que hacerse con base de hormigón de 2 a 5 metros de espesor. La larga duración del periodo de edificación, de 17 años, se debió fundamentalmente a que se especificó que los materiales, las técnicas constructivas, los maestros y el personal debían de ser de procedencia húngara. Solamente se emplearon de importación extranjera, concretamente de Suecia, las 8 columnas de granito rojo, de 6 metros de altura y 4 toneladas de peso, que sostienen el techo de la cúpula. La fachada principal, simétrica da al rio y consta de dos alas, apropiadas al modelo bicameral, unidas por un espacio cubierto con una cúpula central. Sus dimensiones son 268 metros de longitud por 118 metros de ancho y en su tiempo fue el parlamento más grande del mundo. En la actualidad es el tercero, tras los de Rumania y Argentina. Su cúpula tiene 96 metros de altura y junto con las torres de la Basílica de San Esteban es la más elevada de Budapest. Ocupa cerca de 18.000 metros cuadrados de superficie y en cuatro pisos, se integran 691 habitaciones, 27 entradas, 29 escaleras interiores, 10 patios, 13 ascensores, dos cámaras y más de 200 oficinas. Como dato interesante, la construcción del Parlamento disponía en su tiempo de sistemas de aire acondicionado y calefacción. La fachada exterior la decoran 90 esculturas. Es curioso constatar que en esa época la riqueza económica del país, que era mucho mayor en tamaño territorial que el actual, esquilmado por la pérdida de gran parte del territorio tras las guerras mundiales y por ello se homenajeó a los proyectos que no ganaron el concurso de 1882. El segundo finalista constituyó inicialmente el Palacio de Justicia, en la actualidad el Museo Etnográfico y el tercer proyecto finalista, alberga actualmente la sede del Ministerio de Agricultura. Ambos pueden contemplarse en la plaza Kossuth Lajos, donde se halla la entrada oficial del Parlamento.
Cuando se entra en el Parlamento, a todo visitante le maravilla la dimensión en anchura y la ornamentación de la escalera principal. El arquitecto Imre Steindl−cuya efigie se encuentra en el descansillo central− la diseñó con estilo renacentista. Dos leones la bordean, pinturas murales y estatuas, de las 152 que hay en el interior, la adornan. Oro de 22 a 23 quilates, de los 40 kilos que se incluyen en el interior del edificio, revisten los techos.
Desemboca la escalera en la bella Sala de la Cúpula, con 16 esquinas que le dan amplitud, en cuyas altas columnas figuran los reyes de Hungría desde el primero, San Esteban, hasta Leopoldo II. En una vitrina se encuentra, custodiada por dos Guardias del Ejército, la Santa Corona Húngara del rey Esteban I−con una historia de robos y extravíos−que ha sido portada, como legitimidad, en la coronación por 15 reyes. Solamente uno, José II de Habsburgo –imitado ahora, sin duda, por el peruano Pedro Castillo−optó por lucir sombrero y fue conocido como “El Rey Asombrerado”. Le costó, ya en 1849, no ser declarado como rey histórico de Hungría por la Asamblea Nacional, al no haber sido coronado.
Se suprimió el Senado y por tanto el Parlamento dejó de ser, desde 1945, bicameral. La Cámara Alta se utiliza solo para los fines turísticos y actos internacionales. Los parlamentarios se reúnen en la cámara gemela del ala sur, Cámara Baja o Consejo de los Diputados. Curiosamente, en los pasillos de entrada a la misma existen unos ceniceros para puros, numerados para cada uno de los diputados, que podían dejarlo en el suyo cuando se reincorporaban al Pleno.
El Parlamento−cuyo autor no pudo ver acabada su obra al quedarse ciego y fallecer en 1902− fue declarado en 1987 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y en el mismo existe una Biblioteca Nacional, sobre historia y derecho.

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