La Escuela de Danza Clásica Rosa Founaud ha regalado este domingo otro espectáculo inolvidable a los asistentes al Teatro Auditorio del Revellín. Una vez más, el patio de butacas ha mostrado un magnífico aspecto para espectáculo que merecía que los caballas fuesen a verlo. La mayoría no se ha movido de sus asientos para ver el buen y delicado trabajo que llevaban ensayando las 150 alumnas de este turno desde hace meses. Todo trabajo tiene su recompensa y muestra de ello es su resultado.
La escuela ceutí ha interpretado ‘Los tesoros de la vida’, título que coincide con el cuento para niños que ya escribió el año pasado la profesora de baile de esta compañía. Algunas páginas de este libro se han podido contemplar a través del proyector. Una simbiosis entre el baile y el contenido audiovisual que ha permitido una mejor comprensión para los espectadores.
La pieza ha estado dividida en tres actos. Todos guardan relación y con ello se ha querido explicar que muchas veces prestamos más atención a lo material y dejamos pasar por alto a nuestros seres queridos, quienes nos acompañan en nuestro día a día. Una lección de vida para dejar a un lado lo superficial y centrarnos en lo humano, en ese calor que a veces se puede entender como un tierno abrazo. A través de los bailes de los participantes, se querido reflejar el buen trabajo.
Las alumnas, de distintas edades, han salido de ambos lados del escenario. Ha destacado como novedad el debut de 40 niñas que comprendían la edad de cuatro y cinco años. Algunas recreaban a jóvenes doncellas, otras a unas curiosas ratitas. Sus tutús han lucido como nunca, vaporosos y creando ondas con tonos rojo, morado o blanco. Los pasos de esta danza clásica no ha dejado margen de error, la lección estaba más que aprendida y si hubo alguno, nadie se ha percatado de ello.
En ningún momento ha estado presente la voz de las bailarinas, solo la expresión corporal de sus ligeros brazos, rápidas piernas y rostros expresivos que delataban la alegría, la tristeza o la sorpresa. No hizo falta nada más, como tampoco lo ha necesitado la segunda parte de esta cita. ‘Entre el mar y la salina’ ha sido un homenaje a Cádiz y sus bailes típicos que ha llevado a las tablas a las casi 100 alumnas que estudian flamenco y danza españolas en esta escuela ceutí. Con todo lo anterior se pone broche de oro a un fin de semana de tres días de baile con Founaud. Trabajo digno el de estas artistas que ha destacado en el Revellín.
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