La bonne vie. Ese es el título de la exposición que inaugura el próximo 4 de enero en Rabat el fotoperiodista de Ceuta Tarek Ananou. Una suerte de fotografías que muestran historias, que encierran sufrimiento, que recogen escenas de esas rutas migratorias emprendidas por adultos y niños en esa Frontera Sur de Europa que esconde tantas injusticias, que engulle tantos derechos.
Ananou capta vida, recoge deseos, sueños, tragedias, tristezas, desesperación... inmortaliza esos y muchos más sentimientos en imágenes que podrán apreciarse en la Villa de las Artes en Rabat a partir de la semana próxima.
Estar en los momentos debidos solo es fruto del trabajo, de la constancia y del saber contemplar la realidad que nos rodea. Conseguirlo es complicado, por eso la muestra de Tarek es especial porque su empatía con el sufrimiento de quienes son algo más que números y estadísticas es absoluta.
La bonne vie es un proyecto fotográfico que refleja el trabajo de Ananou entre Marruecos y España, en barrios, campamentos de inmigrantes, suburbios..., el resumen de tres años de acercamiento al tránsito de personas. Como el autor reconoce es un “estado de alegría y pesadumbre, de salud mental y toxicidad física, de sueños impuestos ante una crudeza contextual que azota sin contemplación a cualquier comunidad migrante”.
“La bonne vie es Younes, un menor de quince años de Casablanca que un día, mientras danzaba por la mala vida de las calles de Ceuta, me pidió mi teléfono para llamar a su madre, puso el manos libres y entre lágrimas escuchaba al otro lado ‘o eres hombres o no vuelvas más a casa’. Es Yasmine, una bebé de un año que durante este verano rompió entre llantos la madrugada que custodia las playas cercanas a Jbel Mussa y abortó la salida que iba a realizar junto a sus padres.
Es Fred, un congoleño retratado en los bosques cercanos a la valla de Ceuta que había perdido casi todo en el camino, incluido un brazo...”, explica Ananou. El trabajo de este fotoperiodista ceutí lo respeta y admira mucha gente, aunque sin duda quien más ha convivido con él es el periodista Lucas de la Cal, que ha compartido muchas historias periodísticas publicadas en el diario El Mundo.
De Ananou escribe que “posee una mirada diferente, pausada, limpia...”, radiografía a un amante de la fotografía correspondido, que con esta muestra va a conseguir muchas cosas. La principal, que ellos, sus protagonistas, no sean olvidados.
Fotografía | Tarek Ananou