Ceuta se despierta con una imagen llamativa. El tranquilo vaivén de la calle de este sábado se ve interrumpido por la presencia de numerosos bomberos que, colgados con arneses y cuerdas, conquistan las alturas en Ceuta.
El Puente del Chorrillo, el del Cristo, los jardines verticales de Gran Vía, el mirador de Isabel II y el baluarte de los mallorquines se llenan de vida con la presencia de los distintos efectivos. Cada uno de los diez equipos se turna para poner en práctica su capacidad para actuar en situaciones de peligro.
A través de estas localizaciones todos los participantes adquieren un mayor conocimiento y agilizan sus prácticas al mismo tiempo que ofrecen una muestra directa sobre una de sus labores habituales.
Los profesionales de Granada y Córdoba penden de hierros. Concienzudamente, preparan de cero un itinerario que les permita poner a salvo a un trabajador que está en una circunstancia complicada.
Ellos son tan solo una parte de este extenso puzzle urbano. Sobre el mapa se despliegan un total de 120 bomberos, una cifra que denota el éxito de esta segunda edición a pesar de su corta vida.
Este contexto ideado por Juan Carlos Cruz, coordinador del escenario ubicado en la céntrica Gran Vía, se pone en práctica a pie de calle. Los curiosos, miran con atención. Al lado se erige un stand con camisetas y un pequeño photocall.
El bombero del SEIS explica a qué reto se enfrentan, un suceso que puede ser muy plausible en la realidad. “Simulamos que un empleado se queda inmovilizado en una de las vigas. Tienen que rescatarlo y traerlo al punto de partida, que es donde está colocada la cinta de baliza. Tienen que montar un sistema para acceder a la estructura y progresar hasta la víctima”, especifica.
Es una de las posibilidades a las que pueden enfrentarse estos profesionales cuando reciben una llamada y deben llevarse consigo el casco, el arnés y las cuerdas. Los casos más habituales son de trabajadores que, al pintar un bloque, sufren alguna clase de incidente o de deportivas que en entornos naturales se ven expuestos a un accidente. “Pueden caer por barrancos o acantilados. También algún pescador puede caer”, detalla.
Este evento impulsado por el SEIS recoge impresiones positivas. Los ciudadanos responden ante las jornadas, unas reacciones que son, precisamente, objetivo de esta actividad. “Están muy contentos. Nos preguntan mucho. Cada vez que pasando por aquí se quedan mirando”, comenta Cruz.
Algunos incluso se colocan tras el cartón próximo al puesto y se hacen fotos o miran las camisetas que se muestran con interés. Suenan de fondo canciones variadas. Mientras Janis Joplin canta desde un altavoz, los bomberos planifican su ejercicio.
“La función de estas jornadas es acercarles nuestro trabajo”, expone. “Aparte, esto nos sirve para formarnos porque compartimos procedimientos de intervención. Los ceutíes pueden ver lo que hacemos”, menciona.
El tiempo acompaña en este encuentro en el que se comparten horas de convivencia y de conocimiento al mismo tiempo que la gente de a pie explora esta labor menos conocida de las dotaciones de bomberos.
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