Bolardos en forma de palabras

• Verónica Rivera lamenta que el MECD haya obviado el Plan de acción del Consejo de Europa para combatir el extremismo y la radicalización tendente al terrorismo

Algunas de las declaraciones de personas más sorprendidas por el comportamiento de los jóvenes integrantes de la célula terrorista que la semana pasada atentó en Cataluña han sido las de los docentes que les conocían. Profesores y educadores que conocían desde niños a varios de los presuntos terroristas han confesado a los medios sentirse “consternados” por lo ocurrido.

“¿Cómo puede ser, Younes...? Me tiemblan los dedos, no he visto a nadie tan responsable como tú?”, se preguntó en una carta pública la educadora del centro cívico de Ripoll (Girona). “¿Qué estamos haciendo mal? Debemos detener esto. Debemos hacer algo. Y yo que creía que lo estaba haciendo bien, que había contribuido con mi granito de arena...”, se preguntó y lamentó con amargura.

Reflexiones similares se ha planteado estos días la profesora del IES Almina Verónica Rivera, que ha puesto en marcha el proyecto ‘Educaycom’ (@educaycom). “La masacre de Barcelona hace que intentemos, de pronto, analizarlo todo una y otra vez para caer en la cuenta de que la solución residía en haber puesto más bolardos. Y, sin embargo, la Educación hubiese podido poner su granito de arena para evitar, con bolardos en forma de palabras, libros y diálogo, que el 17 de agosto quedase marcado como fecha maldita en el calendario”, ha apuntado.

Rivera lleva tiempo pensando y trabajando en el tema. Hace algo más de dos años, en abril de 2015, participó en Estambul en el 23º Encuentro de la Red de coordinadores de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, donde a petición del CNIIE expuso su experiencia en Ceuta con las actuaciones educativas de éxito y la participación de las familias como “forma de erradicar las conductas violentas”.

Antes analizó, entre otros documentos de trabajo, el ‘Plan de acción del Consejo de Europa para combatir el extremismo y la radicalización tendente al terrorismo (2015-17)’, que recoge como objetivos “reforzar el marco legal contra el terrorismo y la violencia extremista” y “prevenir y luchar contra el radicalismo a través de medidas concretas en el sector público, en particular en centros educativos, prisiones e Internet”. Además, refiere que “los barrios vulnerables y lugares de culto también requieren medidas adaptadas, fundamentalmente a nivel local”.

La estrategia europea, ha recordado Rivera, considera que “son muy necesarias las medidas para reforzar la educación en contextos formales e informales, actividades para la gente joven y formación para ‘actores clave’, incluidos medios de comunicación y asociaciones, que juegan un papel crucial en este asunto.

Para conseguirlo la receta pasa por “proporcionar herramientas a aquellas personas y organismos que jueguen un papel clave en la lucha contra el radicalismo sobre el terreno tales como profesores; trabajadores sociales; líderes religiosos; autoridades locales; mujeres, jóvenes y deportistas relevantes que sirvan de modelo y ayuden a la juventud”.

En concreto, el Plan hace hincapié en las mujeres porque “son, a menudo, algunas de las voces más efectivas en la lucha contra la violencia extrema".

Una parte importante de la tarea pasa por “desarrollar contranarrativas convincentes diseñando iniciativas de base y extendiéndolas a las redes de comunicación”, algo que “requiere incrementar la cooperación entre las partes interesadas desde todos los sectores, respetando al mismo tiempo los principios de la libertad de expresión”.

“A pesar de estar impulsado por el Consejo de Europa, el Gobierno de la Nación, mediante el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes en Madrid y la Dirección Provincial de Educación en Ceuta, torpedeó aquella iniciativa que hoy tanto echamos en falta. Decidieron que no era necesario, importante, relevante... Y punto”, ha lamentado Rivera, que considera que, “potenciadas o no por las autoridades educativas”, los docentes disponen de las herramientas metodológicas, el amparo de la legislación educativa y la cobertura de organismos supranacionales como el Consejo de Europa para apostar por “la formación en prevención del radicalismo para alumnado, profesorado, familias, medios y ONGD”.

“¿A qué esperamos?”, se pregunta en forma de reto.

“Comprensión” para prevenir intolerancia y extremismo

Preguntado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre las actividades de prevención y erradicación del extremismo violento desarrolladas en España, el Gobierno central refirió que el Ministerio de Educación “participa en diversas redes y foros internacionales que llevan a cabo iniciativas y proyectos dirigidos a fomentar los valores de la ciudadanía democrática, los derechos humanos y la prevención de la violencia a través de la educación”. En concreto, citó la presencia de Rivera en la XXIII Reunión de la Red celebrada en Estambul, donde disertó sobre ‘Acciones educativas de éxito para la prevención de la violencia y el radicalismo: formación de familiares’. “Para España es prioritario fomentar la comprensión intercultural e interreligiosa como herramienta para prevenir la intolerancia y el extremismo violento”, resumió.