Calma y más calma fue la estampa nada usual que reinó durante la tarde del martes en las inmediaciones de la frontera de Ceuta con Marruecos. La infernal jornada de intentos de avalanchas que se vivió el lunes parecía haberse desvanecido temporalmente y tan solo tuvo su último resquicio media hora más tarde de la apertura de la Puerta Norte, cuando cientos de personas volvían a protagonizar un episodio similar en la zona próxima a la aduana que pudo ser controlado por agentes de la Guardia Civil.
Minutos más tarde Delegación del Gobierno activaba a una dotación de GRS, una de las piezas claves del nuevo engranaje que ha comenzado a funcionar esta semana, y que se encargó de realizar un barrido de todas las personas que se encontraban cercanas al control aduanero hasta situarlas a la altura de Arcos Quebrados, erigiéndose allí uno de los principales filtros de seguridad que, a su vez, garantizó alejar las posibles avalanchas de la propia frontera.
El control situado en el antiguo Jato evitó que los derivados a los polígonos accediesen a la frontera
En total se situaron cuatro controles con agentes del Instituto Armado, uno más que la jornada anterior, que fueron determinantes para blindar la zona y garantizar la seguridad. El primero, situado en la glorieta de Arcos Quebrados; el siguiente a pocos metros, donde se aglomeraban mayor número de porteadores y que, a su vez, ejercían como control fiscal de la mercancía que pasaba a la frontera. Un tercer punto se encontraba desplegado en la rotonda próxima a la aduana, encargados de dispersar y deshacer posibles grupos que se congregaban. Y el último y nuevo, se posicionó en el antiguo Jato. Desde allí evitaron que las personas derivadas a los polígonos por incumplimiento de la nueva normativa de productos permitidos se filtraran por la frontera cruzando a través de las obras de remodelación de la N-352.
Por su parte, el nuevo mecanismo continuó la guerra contra el textil. La orden es clara: tan solo está permitido pasar aquella mercancía que quepa en dos bolsas de mano y cuyo contenido corresponda con alimentación, pequeños electrodomésticos, productos de limpieza y ferretería. El punto de la Benemérita habilitado para ello así actuó, derivando de regreso a los polígonos a todos aquellos que incumplían lo estipulado por las autoridades.
Los vehículos circularon sin problemas. Las personas cruzaron a ‘cuentagotas’ y de forma ordenada. La frontera funcionó y los GRS fueron grandes responsables de ello. Sin embargo esta dotación especial, de momento, tan solo se mantendrá hasta final de la semana, ya que la intención es que la vigilancia de la obra de ampliación de la carretera del Tarajal desaloje el terraplén que los porteadores usan ahora para presionar a más fuerzas de seguridad española y entrar a la fuerza con sus mercancías a Marruecos.
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