En el año 2020 se podrán conmemorar muchos aniversarios importantes en nuestra Ciudad. Así, se cumplirán seiscientos años de las bulas por la que se fundaban los conventos de Santiago y San Jorge en Ceuta, trescientos de la llegada del marqués de Lede para el levantamiento del Cerco, cien años de la fundación de La Legión o veinticinco de nuestro Estatuto de Autonomía.
La cultura se mueve hoy en función de efemérides y, lejos de criticarlo, creo que nos ofrece siempre oportunidades para hablar de temas olvidados o potenciar figuras e instituciones, hayan conseguido sobrevivir o se hayan extinguido.
El primero de enero de 1820 se produjo en Las Cabezas de San Juan el llamado “Pronunciamiento de Riego” que dio lugar al Trienio Constitucional. Fue una revolución netamente andaluza, que constituyó un período de libertades y luchas entre partidarios del Antiguo Régimen y los de la Monarquía Constitucional. Un oasis en el terrible reinado de Fernando VII.
Ceuta no se sumó en un primer momento al levantamiento, al que se resistió el general Josef Miranda y quienes le sustituyeron en las semanas siguientes en el gobierno político-militar de la Plaza, pero el movimiento era imparable y tras la jura de la Constitución de 1812 por el monarca, el 9 de marzo de 1820, se repusieron las autoridades constitucionales: el general Fernando Gómez de Butrón y el alcalde Antonio Salas.
De enero a marzo, Rafael de Riego había recorrido la provincia de Cádiz consiguiendo la adhesión de todas las poblaciones y aunque el 31 de enero entró en Algeciras, sin que pudiera evitarlo el general Josef O’Donnell, no sabemos que llegara a cruzar el Estrecho para hacer lo mismo con Ceuta. O’Donnell, por cierto, pidió el destierro voluntario a Ceuta con su familia, para que no pudieran decir que estaba conspirando contra las autoridades legítimas.
El 14 de marzo fue proclamada la Constitución en Ceuta, que fue leída desde el balcón de la Torre del Reloj el 19 de marzo, para celebrar su VIII aniversario.
El Trienio Constitucional trajo la separación de la Iglesia y el Estado, con el enfrentamiento visceral entre el obispo fray Rafael de Vélez y el general Fernando Gómez de Butrón. Mientras, en el Ayuntamiento fue tanto o más poderoso que el alcalde el flamante secretario general, Francisco Isnardi, que también lo era del gobierno militar. Isnardi había sido secretario de la Junta Revolucionaria de Caracas y había llegado a Ceuta desterrado. Aquí conoció a Agustín de Argüelles, también preso por su actividad constitucional –había redactado el prólogo de la Constitución de Cádiz-, y junto a él alumbraron el primer periódico ceutí: El Liberal Africano.
El movimiento liberal trató de huir de las celebraciones cristianas y procuró construir su propio calendario festivo en el que el 19 de marzo o el 2 de mayo, fueron jornadas principales. De hecho es el 2 de mayo de 1820 la primera vez que se celebrará un homenaje al teniente Jacinto Ruiz Mendoza, ocupando lugar privilegiado la familia del héroe del Parque de Monteleón.
La convivencia tuvo particularidades importantes: Por vez primera se autorizó la residencia habitual de extranjeros, sin hacer caso tampoco de su religión, a pesar de las quejas de las autoridades religiosas, particularmente con el asentamiento de judíos y musulmanes. Los frailes franciscanos y trinitarios sufrieron su primera exclaustración, el obispo y algunos de sus más próximos colaboradores fueron desterrados y, mientras tanto, muchos presos políticos serían liberados y numerosos militares se exiliarían a Gibraltar.
La vida social se articulará alrededor de los cafés y las sociedades patrióticas y hará su aparición la masonería, muy arraigada entre militares y funcionarios.
Pronto se supo que en diferentes guarniciones peninsulares se organizaban intentos de invertir la revolución constitucional. El 7 de julio de 1822 el gobierno tuvo que sofocar una revuelta de la Guardia Real, en Madrid. Todo quedó en nada y por toda España se celebraron festejos. En Ceuta tuvieron lugar el 14 de julio y durante las mismas se lanzaron salvas desde la batería de San Sebastián, con tan mala suerte que uno de los cañones explotó, acabando con la vida del soldado de artillería Lázaro de la Rosa, que a partir de entonces sería considerado un héroe local.
Este verano saldría Eco Constitucional, segundo periódico que conocemos de Ceuta, al que seguiría Eco de Ceuta.
Una fecha importante para la Ciudad fue el 2 de octubre de 1822, día en el que llegó a Ceuta el mismísimo General Riego, para pulsar el estado de la guarnición y su apoyo. De la visita nos da cuenta el secretario del Cabildo Catedralicio, dado que los canónigos se reunieron para decidir qué hacer, si ir a cumplimentarlo o no hacerlo, dado que el obispo estaba en el destierro. Al fin decidieron enviar una corporación compuesta por dos capitulares, entendiendo que le debían esa cortesía.
En cuanto a las mejoras urbanas que pueden atribuirse al Trienio Constitucional, es difícil de saber, pero sin duda la más importante fue el proyecto de cementerio en Santa Catalina, que se comenzó en julio de 1822.
El 7 de abril de 1823, en virtud del Tratado de la Santa Alianza, atravesaba las fronteras españolas un ejército francés que sería conocido como Los cien mil hijos de San Luis, para reponer a Fernando VII en el ejercicio de su poder absoluto. Se abría así la Década Ominosa, que no culminaría hasta producirse la muerte del monarca, el 29 de septiembre de 1833.
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