El polémico imán marroquí Hassan Iquioussen llegó este viernes al aeropuerto Mohamed V de Casablanca en Marruecos tras ser expulsado de Bélgica, donde se encontraba después de haberse escapado este verano del territorio francés para librarse de otra orden de expulsión del país galo.
Una fuente gubernamental marroquí, que pidió el anonimato, informó de que el clérigo, de 58 años, accedió al territorio de Marruecos sin ser detenido porque no tiene ninguna causa pendiente en este país.
La secretaria de Estado belga de Asilo e Migración, Nicole de Moor, anunció en un comunicado relativo a Iquioussen que su Gobierno no puede permitir que "un extremista" deambule por Bélgica y que cualquiera que no tenga derecho a estar (en el país) debe ser "enviado de vuelta”.
La expulsión del imán marroquí se produce tras la emisión este jueves de un salvoconducto por parte de las autoridades de Marruecos, indicó su abogada, Lucie Simón.
Iquioussen había desaparecido a finales de agosto de Francia después de que ese país le considerara "contrario a los valores de la República" y de que el Ministerio francés de Interior hubiera solicitado su expulsión del país por sus postulados integristas y de incitación al odio.
Bélgica deportó este viernes a Marruecos al imán Hassan Iquioussen, quien había sido detenido el 30 de septiembre pasado en este país europeo tras su expulsión de Francia por incitar "al odio y la discriminación", anunciaron las autoridades belgas y su abogado francés.
"No podemos permitir que un extremista deambule por nuestro territorio. Cualquiera que no tenga derecho a estar aquí debe ser enviado de regreso”, comentó la secretaria de Estado belga de Asilo e Migración, Nicole de Moor, en un comunicado.
Este predicador, que antes de fugarse a Bélgica residía en el norte de Francia, fue llevado de vuelta a su país de origen en un avión con destino a Casablanca tras la emisión este jueves de un salvoconducto por parte de las autoridades marroquíes, indicó su abogada, Lucie Simón.
De Moor saludó "la buena cooperación" con Francia en este caso, en el que las autoridades del país vecino reclamaban la entrega del imán tras haberse escapado este verano del territorio galo para librarse de una orden de expulsión.
A fines de julio pasado, el ministro de Interior francés, Gérald Darmanin, anunció la expulsión de Iquioussen por mantener "un discurso proselitista intercalado con comentarios que incitan al odio y la discriminación y que transmiten una visión del Islam contraria a los valores de la República" francesa.
Pero el imán no pudo ser localizado cuando la orden de expulsión había sido validada definitivamente por el Consejo de Estado francés el 31 de agosto, ya que había huido a Bélgica, donde fue arrestado en la región de Mons el 30 de septiembre.
La justicia belga denegó en noviembre pasado la entrega a Francia de Iquioussen, quien después fue internado en un centro cerrado cerca de Lieja por estancia ilegal.
Su abogada se mostró sorprendida por el "cambio de postura" de Marruecos, que había negado a Francia el verano pasado el pase consular que permitía la expulsión del imán en su país de origen.
La defensa del imán está ahora a la espera de la sentencia sobre el fondo de este caso por el Tribunal Administrativo de París, ya que si anulase la orden de expulsión francesa, que originó la fuga de Iquioussen a Bélgica, Francia tendría que garantizar su regreso a ese país, según su abogada.
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