Sinceramente lamento que una Institución como el Ejército tenga que verse criticada por algo que no comprendo ni entiendo. Profeso un enorme cariño hacia las Fuerzas Armadas, como lo avala que siendo hijo de viuda renuncié a quedar exento de cumplir el sagrado deber de servir a España y cumplí los más de 18 meses en el Batallón de Infantería del Ministerio del Ejército en el reemplazo de 1957.
Y digo que lamento y no entiendo que en pleno siglo XXI, al solicitar al coronel-jefe del Regimiento Soria 9 el Diario de Operaciones de este batallón en la Campaña de Ifni su respuesta fuese: “no es posible facilitarle dicha documentación”. Sin embargo, me envía muy amablemente un resumen de dicha unidad, que no me sirve para el motivo de este artículo. Lo que solicito pasó hace más de 60 años y no existe secreto, además de que el artículo 105.b de la Constitución es más que explícito para que mi petición fuese atendida. Afortunadamente, por otro medio encontré lo que me negaron y bastante más.
De Sevilla a Ifni
El 28 de noviembre de 1957 en Sevilla, donde estaba de guarnición el Regimiento Soria 9, se recibe una orden de que se formase un batallón expedicionario con el fin de reforzar los territorios del África Occidental Española, que días antes habían sido alevosamente atacados. Por vía férrea y con destino a Cádiz salía de Sevilla el batallón ante una despedida muy emotiva por parte de mandos, compañeros y familiares. Horas después, desde el muelle de Cádiz, partían en el buque ‘Cabo de Hornos’ hacia Sidi Ifni.
Este batallón de infantería en dicha campaña iba de nuevo a revalidar sus gloriosos hechos de armas, pues no en vano es el regimiento más antiguo de Europa. Su origen data del año 1509, cuando 5.000 soldados partían para Italia con la misión de guarnecer las posiciones y proteger al Papa. Rn 1513 recibe el nombre de ‘Tercio de Nápoles’, pasando por varias denominaciones a lo largo de su historia, siendo en 1715 cuando se le denomina ‘Regimiento de Infantería Soria nº 3’.
Su historial no puede ser más brillante. Participa en la Guerra de Flandes, Campaña de Cataluña, Italia, Portugal, Baleares, África, Inglaterra, Francia, Guerra de la Independencia, Primera Guerra Carlista, Sucesos Políticos, Cuba, Marruecos y Guerra de España. Por las campañas de Flandes le fue concedido a sus componentes el derecho a usar sobre sus uniformes un corbatín colorado y por la Guerra Carlista en mangas y pecho del uniforme, distintivos de Valls, Bilbao, Mendigorria, Irún, Chiva y Morella. Ostenta dos Corbatas Laureadas de San Fernando, Medalla Militar Colectiva, otra Medalla Militar a la 2ª Compañía del 7º Batallón por su heroica actuación en sector de Peñarroya y otras posiciones.
El 30 de noviembre de 1957, al llegar a Sidi Ifni se encuentran un panorama desolador. Los primeros heridos que ven llegan de los combates, y el 2 de diciembre la 1ª Compañía forma parte de la columna que va a socorrer los puestos cercados, ocupando la Cota 348 y protegen la retirada de la VI Bandera de La Legión, lle.gando el 9 de noviembre al cruce de la carretera de Tiugsá-Tagagra, ocupando la Cota 140 y volviendo al día siguiente a ocupar la Cota 187, fortificando las posiciones y repeliendo constantes ataques de las bandas rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí.
Un caro tributo de bajas
El día 7 de diciembre de 1957 un radiograma del Estado Mayor de Ifni ordena que se reanuden los trabajos de la pista mientras exista luz solar. Una sección de la 1a Compañía al mando del alférez de la IPS Francisco Rojas Navarrete, junto con el teniente de Ingenieros José Manuel Ripollés Fandos, con dos camiones que transportan carretillas, picos y palas para acondicionar la pista que había sido obstruida por el enemigo, logran una vez reparada reanudar la marcha.
Sobre las 15:30 horas reciben un fuerte tiroteo de ametralladoras y morteros, logrando el enemigo cercar a dicha sección. Tan superior que eran más de 300 moros contra los pocos más de 30 españoles. La sección del Soria 9 se despliega y contraataca con gran acometividad, disparando con fuego de fusilería y granadas de mano, hasta que empiezan a escasear las municiones.
El enemigo, al ver que decae el fuego de esta sección, se lanza sobre la misma, llegando a la lucha con el arma blanca, entablándose un feroz combate. Finalmente, tras batirse como auténticos héroes, y pasando dos días sin beber agua y tres sin comer, aquel puñado de soldados españoles dejó escrito una lección de heroísmo y coraje, así como de disciplina, que impresionó al resto de unidades.
Fue un caro tributo de sangre joven y a su vez la unidad que más bajas tuvo en dicha campaña. Murieron éstos: alférez de IPS, Francisco Rojas Navarrete; sargento, Manuel Torres Vides; cabos, Antonio Bernal Moreno, Manuel Díaz Real y Pedro Romero Morano; soldados 1º, Manuel Barrios Barrios y Antonio Gil Sánchez; soldados, José García Acosta, José Gómez Viquel, José González Burguillo, Manuel González Colorado, Antonio González Suárez, Alonso Gordillo Barrera, Felix Goy Cordobés, Félix Hans Llanos, Antonio Jiménez Gallego, Ildefonso León Mancheño, José López Castillos, Manuel Luque Fernández y Juan Rico Fernández. En total, según la lista de bajas de la 1ª Sección de Estado Mayor de la Capitanía General de Canarias, fueron estos veinte muertos, y un total de 40 heridos, lista que firma el coronel-jefe de Estado Mayor de dicha Capitanía.
Allí también cayeron de manera heroica el cabo de Ingenieros Eugenio Fraile Hidalgo y el conductor de automovilismo Ángel Guzmán Mateos, casado y con una hijita de meses, mientras que el teniente de Ingenieros José Manuel Ripollés Fandos resultó herido con tres disparos, el cual, al igual que toda la unidad, derrochó valor, heroísmo y coraje.
Sobre la muerte del alférez Rojas Navarrete ha habido muchos comentarios en prensa, como que fue una inexperiencia de un oficial que no era profesional. Tengo el testimonio de Miguel Macías Fernández, cabo de dicho batallón con 16 años que estaba al lado del alférez. El teniente de Ingenieros, Ripollés Fandos, le ordenó que prosiguiese cuando con anterioridad el capitán Avalos Gomáriz le ordenó al teniente que no progresaran porque el enemigo estaba acechando a estos soldados. El alférez Rojas Navarrete no hizo más que cumplir la orden del teniente Ripollés Fandos. Para valorar el heroísmo de nuestra Infantería, fue precisamente un ciudadano francés el que, en relación con la Infantería Española, dijo: “la Infantería española es una de las creaciones inmortales de la humanidad y de la historia. Durante siglo y medio Europa aprendió las ordenanzas de nuestra Infantería”, Morel Fatio.