A primera hora de este lunes, efectivos de la
Policía Nacional de Ceuta han coordinado una actuación extraordinaria en el último barracón que queda en pie en el Sardinero. Pasadas las siete de la mañana se ha procedido con máquinas excavadoras a retirar los amasijos de hierro que se habían colocado en el acceso a la nave, para poder acceder a su interior y
sacar a los inmigrantes marroquíes que vivían dentro en condiciones infrahumanas. Todos han sido identificados y trasladados en una furgoneta del Cuerpo policial hasta la Jefatura Superior. Mientras tanto se procedía a retirar la gran cantidad de basura, restos de todo tipo, colchones, maderas y demás que habían acumulado dentro de la propia nave pero también en los alrededores. Una imagen que supone un claro atentado contra la salud pública. Y es que dentro del último barracón que queda en pie, como si de una fortaleza se tratara, se había creado una auténtica pocilga con el peligro que de esto se deriva: generación de incendios, atracción de mosquitos y una inseguridad clara para todos los que acceden al interior.
En el entorno del solar se han concentrado varias unidades de la Policía pertenecientes a la UPR para coordinar la operación. Será luego labor de Extranjería la intervención sobre el futuro inmediato de estas personas. De ser marroquíes, como en un principio han manifestado, serán expulsados a Marruecos a través de la frontera del
Tarajal.
Quejas de los vecinos del Sardinero
Los vecinos del Sardinero, y en especial los residentes en Residencial Galera, han protestado en multitud de ocasiones por la generación de olores que llegan a sus viviendas por el pequeño vertedero que se ha formado en este lugar. También han mostrado su inquietud porque algún día pueda suceder alguna desgracia, debido a las peleas que se producen entre los residentes y la clandestinidad que rodea a todo lo que sucede dentro de este barracón, en el que nadie, desde el exterior, se entera de lo que pueda llegar a suceder. La problemática de los barracones se ha convertido en un grave problema para los vecinos de la zona. Tuvieron la satisfacción de ver cómo, finalmente y tras años de lucha, se procedía a derribar la casi totalidad de las naves. Pero la última que queda en pie sigue dando problemas. Está en los planes de la Consejería de Fomento su demolición para conseguir además así una salida a modo de vial que enlace este punto con la estación del Ferrocarril.