Es curioso que una de las barriadas más históricas, sino la que más, de Ceuta sea una absoluta desconocida para la mayoría de los ceutíes. Pocos conocen El Valle más allá de su famosa ermita que ha estado siempre muy presente en la devoción de todos los habitantes de la ciudad. Es precisamente esta iglesia la que da nombre al barrio cuando en 1991 sus vecinos deciden constituirse en comunidad y fundan la asociación.
Es una de las barriadas más extensas, que comienza en la plaza de Maestranza y se extiende hasta el cuartel de las Heras, por una parte, y desde la zona de los altos de las Heras hasta la carretera del Monte Hacho, por otra, siendo Pozo Rayo el límite. La zona no presenta una imagen uniforme, las pequeñas casitas conviven con las nuevas construcciones de urbanizaciones que han generado un gran crecimiento en el barrio durante los últimos años. Viviendas que comparten comunidad con pequeños pedacitos de la historia moderna de Ceuta desde la conquista portuguesa. Y es que, precisamente, el Valle fue el primer lugar al que se dirigieron los lusos cuando tomaron Ceuta.
Tras su desembarco en San Amaro, el rey Juan I de Portugal se dirigió a esta elevada zona de Ceuta próxima a la costa donde había botado su galera. Allí, en la entonces mezquita, realizó el proceso de reconversión para cristianizarla y hacer de ella una iglesia, donde al siguiente día celebró una misa, su primer oficio religioso en la ciudad conquistada. Fue así como el monarca portugués plantó la semilla de la ermita de la que tanto presumen sus vecinos, y por consiguiente de este barrio que se sitúa como el punto de partida y origen de la Ceuta actual.
De esa época todavía queda la antigua torre de vigilancia, actualmente oculta, que se encuentra frente a la iglesia. Ya más recientemente, pertenecientes al pasado siglo, el barrio aún conserva algunas ‘joyas’ patrimoniales, la mayoría de corte castrense, como la antigua Comandancia de Obras, el Cuartel del Brull, el de Ingenieros 54 o el de Artillería, hoy desaparecido. Y también de corte sanitario, como el antiguo Hospital de la Cruz Roja. Precisamente su presidente y vecino de los antiguos, Miguel Ángel Montano, recuerda cómo, durante los años de su construcción, los niños engañaban al guarda para colarse en el terreno y jugar. La tranquilidad es la palabra con la que define a su barrio, en el que nació, actualmente vive y, confiesa, que nunca se irá. “Para mí el Valle lo es todo, es vida”.
La esencia castrense se encuentra por cualquier rincón de Ceuta, aunque hay zonas que pueden presumir de poseer una mayor herencia, como es el caso del Valle. Esta vasta barriada se encontraba cerrada por varios cuarteles que se extendían desde Maestranza, donde la Comandancia de Obras marca el inicio de la barriada. Junto a ella, el cuartel del Brull acogía la panadería que abastecía a todos los cuarteles de la ciudad y a la que los vecinos se dirigían para poder hacerse con los famosos y deliciosos chucos, “¡qué tan bien sentaban en los bocadillos!”. El cuartel de Ingenieros 54, que en la actualidad alberga al Campus Universitario, acogía una enorme población de soldados de reemplazo, y en el otro extremo del barrio, junto a las Heras, el cuartel de Artillería.
La historia es intrínseca al Valle. Punto de partida desde donde los portugueses se extendieron a toda la ciudad y que hoy alberga pequeños pedacitos de la misma. Tal es el caso de la imagen que se encuentra en la Catedral, la Virgen portuguesa llamada ‘La Capitana’ o ‘La Conquistadora’. La tradición y la historia se dan la mano alrededor de ella, cuando al día siguiente de la toma de la ciudad por los portugueses, el 15 de agosto de 1415, festividad de la Asunción de Nuestra Señora, se celebró en la pequeña iglesia del Valle una misa, trasladándose al lugar desde la Galera real del monarca portugués la citada virgen que presidió el oficio religioso. Una imagen de estilo bizantino que se cree que fue hecha del material de un meteorito que cayó en tierras portuguesas. La que a día de hoy se venera en la iglesia es de piedra y representa a Nuestra Señora de la Asunción.
La implantación del fútbol en la hoy Ciudad Autónoma de Ceuta se remonta a finales de la década de los años diez del pasado siglo, cuando la gran presencia de militares y de civiles de paso en la plaza hizo que desde la Península se arrastrase la práctica de este deporte. Es el origen del famoso campo del 54, que pertenecía al cuartel de Ingenieros 54 (actual Campus universitario), pero que también prestaban al uso de la población civil. Este lugar es historia viva del fútbol en Ceuta y uno de los principales lugares de la barriada del Valle. “Era el punto de encuentro de los vecinos, donde nos reuníamos todos los fines de semana para disfrutar de los partidos de aquella regional preferente de tanta categoría”, recuerda el presidente del barrio, Miguel Ángel Montano. Partidos que enfrentaron a equipos como El Fundador, El Sarchal, el Unión África Ceutí, el O’Donnell o el San Fernando, que era el equipo de los soldados del cuartel de Ingenieros. Por él también han pasado históricos del fútbol y ha acogido efemérides destacadas en la ciudad. Una de ellas, y que recuerdan con gran cariño y emoción sus vecinos, fue cuando el estadio cambio su nombre por el del ilustre futbolista caballa del Real Madrid José Martínez Pirri. “Recuerdo que en aquella inauguración estuvo Emilio Butragueño, Amancio... aquel día el campo se llenó, estuvo muy bonito. Fue muy emocionante estar con estos ídolos”, rememora Montano.
La Iglesia de Nuestra Señora del Valle forma parte del patrimonio histórico de Ceuta. Fue desde su fundación, tras la conquista de la ciudad por las tropas de Juan I de Portugal, una simple ermita, como corresponde a un pequeño templo a las afueras del poblado. Siguiendo la antigua costumbre de convertir las mezquitas en iglesias, este cenobio se fundó sobre una pequeña mezquita a la entrada de la puerta de la ciudad por el Valle. Un acceso que continúa marcando la torre Almansuria o más modernamente denominada del Heliógrafo. La tradición dice que fue en ella donde el rey luso ofició la primera misa. Fue en el año 1415, seiscientos años de historia guarda a sus espaldas esta pequeña ermita que la sitúan como una de las primeras en la historia moderna de la ciudad.
Hoy en día la hamburguesería ‘El Maresco’ es una parada obligatoria en el barrio “para comer uno de sus famosos bocadillos Maresco”, comentan sus vecinos. Este pequeñito establecimiento situado en la calle Juan I de Portugal es otro de los emblemas del barrio. Su historia, que la sitúa como la hamburguesería más antigua de Ceuta, se remonta a unas cuantas décadas anteriores, cuando junto al actual local se situaba el quiosco ‘Maresco’ frecuentado por el padre del actual propietario, Pepe. “Estaba abierto las 24 horas y era donde los vecinos comprábamos el pan, las bebidas o lo que a diario necesitábamos”.
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