Parques de Ceuta es un barrio residencial tranquilo, donde sus vecinos pasean al caer la tarde, toman el fresco charlando las noches de verano y los niños juegan sin que sus padres tengan que preocuparse, porque todos se conocen y los coches apenas transitan por sus calles. Una vecindad en donde se respira la paz propia de las zonas alejadas del bullicio, solo interrumpida por el silbido del viento, siempre presente en esta barriada que, asomada al mar, convive en armonía.
Situado en las inmediaciones del centro comercial, Parques de Ceuta es una barriada con poco más de veinte años de existencia. Nació en 2002, con la creación de una primera fase a la que después se sumaron tres más, dando lugar a un barrio joven y lleno de vida, donde los niños ocupan un papel fundamental.
Parques de Ceuta es algo así como una zona residencial, pero con todos los servicios de un barrio: carnicería, tienda de alimentación, farmacia, bares, peluquería…, sus vecinos cuentan con todo lo necesario para el día a día a un paso, un valor añadido que hace de este espacio un lugar idóneo para la vida familiar.
Si algo define a esta barriada es la tranquilidad que inunda cada uno de sus rincones. Un silencio que se transforma en vida cuando los pequeños llenan su parque; donde los viernes, al terminar la semana, bajan a jugar, recibiendo incluso a amigos de otras partes que llegan a disfrutar de este espacio infantil.
Francisco Javier Galán es el presidente de la Asociación de vecinos Parques de Ceuta. Una entidad ahora apagada a causa del covid, pero que durante años fue el corazón y motor de esta barriada. Solo hay que ver las instalaciones de su gran local social, llenas de recuerdos colgados en sus paredes, para entender el papel que la vecindad ha ocupado en esta barriada a través de los años.
“Los comienzos de la asociación fueron en la primera fase, donde teníamos un pequeño local desde donde se organizaban grandes cosas, como fiestas de la espuma, carnavales y un sinfín de encuentros inolvidables para todos los vecinos. En 2013 nos entregaron el edificio actual, que es un gran espacio, pero que ahora se mantiene cerrado porque la pandemia nos ha dejado fuera de juego, aunque esperamos que este verano podamos volver a retomar la actividad que siempre ha caracterizado a este barrio”, señala Galán.
Durante muchos años, la asociación estuvo a los mandos de Andrés Durán quien, echando la vista atrás, no duda en poner el acento, precisamente, en ese ‘no parar’ de antaño, cuando se organizaban fiestas, ‘pinchitadas’, juegos de dominó, se daban clases de costura, de baile, las niñas se presentaban a reinas… Una inagotable lista de actividades que hacían de este espacio el punto de encuentro del barrio.
“Éramos todos a una, hacíamos unas comidas donde nos juntábamos hasta cien personas y teníamos que hacer hasta dos paellas, porque con una no llegaba para todos los que éramos. Todo el mundo estaba muy contento, llegamos a ser doscientos socios, todos con sus niños; que siempre han sido los grandes protagonistas de la asociación”, recuerda Durán.
Curiosamente, al recorrer sus calles y charlar con los vecinos no se escuchan quejas, todo lo contrario. Los residentes de esta barriada se muestran contentos y seguros en Parques de Ceuta, de donde ninguno se iría y donde se declaran felices de vivir.
“Es el mejor barrio de Ceuta como se vive aquí, en ningún lado. Llevo aquí desde sus inicios y siempre he estado muy contento. Es una zona muy tranquila y da gusto salir a pasear y ver a los niños jugando por el parque. Además es una barriada segura, yo salgo sin miedo y aunque mi hijo a veces me dice que no salga solo tan tarde a sacar al perro, no le hago caso, porque es un barrio muy tranquilo”, explica Juan Mur, uno de los más veteranos de la vecindad.
“Llegué con la cuarta fase y desde entonces vivo aquí. En este barrio he visto nacer a mi nieto y la verdad es que me encuentro muy bien en esta zona de la ciudad. Está todo muy limpio y cuidado, los vecinos son buenas personas, no hay problemas de ningún tipo; hay muchos niños, está todo a mano…, no puedo poner una pega”, relata Juan José Parrado.
“Llevo 21 años en esta barriada y es un lugar muy familiar, todos nos conocemos, tenemos contacto, por las tardes salimos de paseo con los perros todos juntos…, además, tiene la ventaja de tener el centro comercial muy cerca, yo hay veces que me paso semanas sin bajar al centro porque no lo necesito”, explica Yolanda Guirado.
Entre las paradas del barrio, uno de los clásicos es la cafetería L&L, donde Luis Díaz da de desayunar a media vecindad y donde, los habituales, aseguran que Charo Valero prepara “los mejores bocadillos de toda la ciudad”.
Curiosamente, la rotonda que orquesta el tráfico de paso por esta barriada es uno de sus lugares más emblemáticos.
Andrés Durán cuenta que, allí, no había nada, pero que gracias a buenos amigos de otros barrios consiguieron traer unas grandes rocas de la cantera de Benzú y, el capitán de la almadraba les regaló una gran ancla y una patera, que resisten al paso del tiempo como seña de bienvenida de un barrio sin parque, pero con amplios jardines con árboles frutales, flores, pinos y otras variedades, plantadas por unos vecinos ‘encantados’ con su barrios.
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