Es el único barracón del Sardinero que queda en pie. El único erigido en símbolo de la resistencia para los
inmigrantes que esperan en Ceuta el momento de escapar a la Península. Las constantes redadas efectuadas por la
Policía Nacional no han conseguido eliminar este asentamiento que todavía, hoy por hoy, sigue en pie, siendo cobijo para adultos y menores que consienten vivir entre una mole de basura. La entrada a la única nave en pie esta repleta de chatarra, basura y los residuos que generan los propios inmigrantes. Las heces en la entrada, las botellas de plástico llenas de orines entre el amasijo de hierro. Juntas constituyen un atentado contra la salud pública. No hay solución que valga. Hace poco más de un mes se limpió esta zona, se retiró toda la basura. Ahora la imagen sigue siendo la misma de entonces: se ha convertido esa nave en una especie de pensión de los horrores en donde puede pasar de todo.
Los inmigrantes que se esconden en este punto realizan a diario el mismo camino: la ruta al
puerto para intentar esconderse en los camiones o saltar directamente a los barcos. Después regresan a la nave, tapiada por ellos mismos, en donde junto a los adultos permanecen menores. Los vecinos han dado parte de su presencia pero a las autoridades solo les queda organizar intervenciones que duran un tiempo hasta volver, de nuevo, a la misma realidad. Mientras este icono de lo que fue el grueso de naves siga en pie, continuarán las ocupaciones.
Los vecinos afectados, sobre todo los de Residencial Galera, reclaman el derribo de esa nave sobre todo por lo que puede llegar a pasar. ¿Quién es capaz de saber lo que ocurre en su interior? Ha habido peleas entre los propios ocupantes, incendios provocados... y a esto se añade las consecuencias por la acumulación de restos y basura.
Las imágenes diarias han sido denunciadas, se ha advertido sobre esta situación y sobre los peligros que rodean un tipo de asentamiento que se mantiene en pie a lo largo de los años.