En el mes de junio se han presentado oficialmente las Banderas Negras dadas por la confederación de Ecologistas en Acción a lo largo del litoral español. El reciente impacto de turbidez acaecido en las playas de la bahía sur, que ha supuesto un nuevo episodio de mala gestión política y administrativa, merece un tratamiento independiente. Sin embargo, con este tipo de actuaciones se ratificar la usencia de sensibilidad ambiental por parte de las administraciones competentes de nuestra ciudad. Continuamos asistiendo impotentes a una gestión parcial y solo orientada a cumplir con los objetivos cortoplacistas, esto son, básicamente, tener las playas “preparadas” antes de la estación veraniega. Se repiten los mismos errores y se intenta confundir todo con las buenas intenciones de hacerlo por el bien común sin entender que el bienestar del ecosistema es el principal bien común por muchos y variados motivos, siendo el primero de índole moral. Nadie duda sobre los buenos deseos de los responsables políticos, pero necesitamos que comprendan que los hábitats y las especies, en este caso, las marinas, se dañan sino actuamos correctamente. Por otra parte, está la cuestión del acondicionamiento de la arena y de su idoneidad para verterla en una zona de baño. Por razones de fechas, esta intervención negativa queda fuera del ámbito del informe oficial de banderas negras 2022 (véase Informe Banderas Negras 2022 de Ecologistas en Acción)., no obstante, debido a la virulencia y las repercusiones sociales del impacto en las playas, queda moralmente concedida en esta tribuna de opinión.
Conviene indicar, que el mentado informe se puede consultar fácilmente en la web de Ecologistas en Acción, siendo una actuación financiada por el MITECO (Ministerio para la transición ecológica y reto demográfico). Así son las cosas, mientras una mano del mencionado estamento gubernamental apoya económicamente la acción ecologista, otros departamentos provinciales del MITECO, son los principales alteradores del ecosistema, enturbiando las aguas con sedimentos inapropiados, no redactando proyectos ambientales necesarios, mirando para otro lado a las salidas de salmuera continuadas sin control ambiental en el litoral de Ceuta o haciendo oídos sordos a nuestras reiteradas peticiones de ordenación del litoral protegido que en el caso de Ceuta, ya es la mayor parte, si contamos el nuevo y amplio espacio propuesto a lo largo de la bahía norte.
Parece que las cosas continúan igual en relación a la dejadez administrativa por aplicar las leyes ambientales y salvaguardar nuestras costas y litorales de problemas de destrucción, contaminación y pérdida de diversidad biológica. Necesitamos una profunda reforma del sistema educativo que forma a nuestros gestores de la administración para que no continúen obviando a las especies y los hábitats y asimilen que el litoral es, ante todo, un espacio cultural y vivencial donde disfrutar respetando el entorno y sus maravillas naturales. Toda esta destrucción y banalidad veraniega desarrollada en las playas, no satisface interiormente al ser trascendente que somos y necesitamos alimentarnos con mucho más que la promoción alocada del vano materialismo. El litoral en verano es un poderoso lugar de encuentro entre ciudadanos que no debería convertirse en un simple ejercicio de consumo adaptado a las circunstancias estivales. Una ciudad milenaria como Ceuta, que se encuentra entre las más antiguas del orbe bien podría desarrollar un concepto algo más elevado, llenando su precioso y sinigual litoral con la historia humana y natural. En las costas se dan la mano una y la otra, allí en la cercanía de las playas y de las murallas litorales de la marinera ciudad. Los fondos marinos someros son el escenario donde se desarrolla una vida desbordante con muchas y entrañables historias que podrían elevarnos el alma si sabemos observar con atención y una mínima preparación. Es obligación tanto de los ciudadanos como de las administraciones procurar ese ascenso hacia conocimientos sencillos pero significativos; necesarios para apreciar al litoral con los ojos del interior. Ahora pasamos a relatar, un año más, los negros galardones concedidos y los motivos que nos han llevado a hacerlo:
Bandera Negra por contaminación: LITORAL FRENTE A LA DESALADORA DE CEUTA Y BAHÍA NORTE DE LA MENTADA CIUDAD EN GENERAL. Localización: 35º53’53’’N 5º20’25’’W
La Salmuera es un contaminante por la elevada concentración de sal que transporta, por ello provoca importantes impactos. En Ceuta, se producen reiteradas salidas de vertidos de salmuera al litoral sin control ambiental. Debido al incumplimiento legal y al potencial impacto negativo sobre las frágiles comunidades coralígenas hemos decidido otorgar la bandera negra por contaminación. Se está incumpliendo flagrantemente la legislación vigente en materia de control de vertidos al medio marino que obliga a la realización de un seguimiento ambiental perceptivo del ecosistema marino. Cuestión que no se está haciendo desde hace dos años. la única respuesta es la falta de presupuestos de lo que se deduce una falta de voluntad política por hacer cumplir las leyes. Desde el punto de vista ambiental, se trata de un caso muy grave, ya que en sus inmediaciones, se han registrado valores elevadísimos de coberturas del alga invasora Rugulopterix okamurae que muestra el enorme cambio de paisaje fotófilo que ha sufrido toda la bahía norte de Ceuta durante el último lustro. Además, en la zona donde se vierte la salmuera existe una nueva propuesta de espacio protegido, único en el contexto español por estar dedicado a la conservación de una amplia zona litoral afectada de fuertes corrientes y salpicada de multitud de montañas y escarpes litorales desde zonas someras hasta los cien metros de profundidad.
El nuevo espacio protegido mentado anteriormente, comprende un gran sector de la bahía Norte del litoral de Ceuta. Dentro de la zona propuesta para su pronta incorporación a la Red Natura 2000 existen hábitats bentónicos de gran valor paisajístico y ecológico.
Bandera Negra por mala gestión: El LICES6310002 del Monte Hacho
Localización: Todo el litoral comprendido alrededor del Monte Hacho desde la costa del Sarchal hasta la Playa de San Amaro. Esta zona cubre un amplio espacio de territorio sumergido, extendiéndose una milla hacia fuera desde la costa (véase Ocaña et al., 2009). Se trata de un gran espacio protegido representativo del Mar de Alborán que lleva años abandonado a su suerte sin que se haya realizado un plan de ordenación y gestión y donde se realizan todo tipo de actividades extractivas sin control. Realmente, hay una total ausencia de gestión y de intenciones de ordenación, por ello otorgamos este negro galardón. Esta zona protegida conserva una gran cantidad de hábitats y especies marinas de alta calidad y representatividad, varias incluidas en el CEEA (Catalogo Español de Especies Amenazadas). Desde la década del 2000 que fue desarrollado los informes pertinentes y aceptados por el Ministerio de Medioambiente y la propia Comisión Europea no se han puesto en marcha los obligados y necesarios planes de ordenación. Veinte años de dejadez institucional y abandono de un espacio único en el contexto español que contiene las poblaciones más importantes de Europa de la rara y relicta especie de coral Astroides calycularis que en este insólito espacio desarrolla bancos superficiales y profundos hasta los 60 metros de profundidad. La falta de redacción de los pertinentes POR (Planes de Ordenación) están provocando el deterioro paulatino del espacio debido a la contaminación generalizada con residuos sólidos y a las salidas de aguas fecales pues no existen las necesarias infraestructuras de bombeo hacia la EDAR de Santa Catalina. A todo esto hay que añadir la enorme presión pesquera que soporta la zona por parte de pescadores deportivos, furtivos y profesionales de Ceuta y Marruecos que suelen faenar calando artes poco selectivas en la mayor parte del espacio protegido. Los criterios fundamentales esgrimidos para la designación de este espacio protegido fueron la presencia durante todo el año de las especies Tursiops truncatus y Caretta caretta. Por otra parte, se trata de un espacio de elevada diversidad biológica tanto de especies como de hábitats y comunidades; con muchas y variadas especies catalogadas, en regresión y con distribuciones muy restringidas. El elevado grado de naturalidad también asiste a este precioso lugar siendo altamente representativo del bentos del Estrecho de Gibraltar y del Mar de Alborán. Por último, hay que tener en cuenta su fragilidad considerando a las especies protegidas y también la heterogeneidad de comunidades y hábitats en un reducido espacio litoral. Además el centro geográfico del LICES6310002, la zona de Punta Almina es un lugar donde se producen procesos ecológicos fundamentales para el mantenimiento ecológico del sistema litoral (véase Ocaña et al., 2009). Muchas otras cuestiones relacionadas con las especies de vertebrados, invertebrados y algas están incluidas en Ocaña et al., 2009.
Hay muchas cuestiones a mejorar en la gestión de un espacio abandonado a su suerte. Ciertamente, el control pesquero efectivo y la regulación de las capturas en el LIC será uno de las cuestiones de importancia. Las propias actividades náuticas de recreo con embarcaciones de gran velocidad pueden provocar accidentes en las tortugas que se solean y descansan en la zona de Punta Almina durante la temporada de verano. La señalización y limpieza de residuos en las costas más acantiladas será de gran importancia para la recuperación de algunas zonas que afean el paisaje y afectan gravemente al anidamiento de las gaviotas tanto patiamarilla como a la frágil gaviota de Audouin. Por último, una señalización esencial de los puntos de buceo será importante para que no se produzcan daños por el excesivo uso de anclajes para la realización de actividades de buceo recreativo.