No. La mayoría de los fuegos que están ocurriendo en Ceuta no los produce el calor. No. Tampoco son los “propios del verano” ni los mismos que se están generando en todo el país. Ni el calor, ni la calor, ni los sofocos de verano, ni la presión... ni nada sobre la última ocurrencia del día. Aquí lo que tenemos es una terrible combinación de vandalismo, de ganas de chotear a los servicios de emergencias y de abandono total de nuestros montes, a lo que se añade que un elevado tanto por ciento de personas son guarras de condición y por mucha campaña de concienciación que se difunda seguirán creyendo que los montes son sus particulares vertederos.
A la delegada del Gobierno alguien le ha comunicado que todo está bien y que los incendios que lee tienen que ver con ‘la calor’. La traducción conformista y pueril de lo que está pasando es asombrosa, sobre todo porque cualquier bombero que haya leído tal aseveración habrá sido poseído por la ira después de una noche con media docena de servicios, todos causados por individuos que esperan para intentar apedrearlos o que realizan llamadas falsas para sabotear su labor. De madrugada, con viento de Poniente, de esos que te invitan a ponerte la chaqueta, debe ser que hace demasiada calor y que por eso se generan de manera ‘no provocada’ incendios siempre en los mismos puntos, siguiendo el mismo sendero, generando la misma reacción en el SEIS.
El verano da cabida a múltiples ocurrencias, pero algunas son tan sorprendentes y a la vez hirientes que no pueden ser asimiladas por el común de los mortales. Señores, desde hace años tenemos extendida una particular cultura del fuego que se hizo fuerte en Ceuta aprovechando el vacío de seguridad imperante, porque quien tenía que haberse preocupado por la seguridad ciudadana pasaba más tiempo ensimismado en sus problemas y en sus propias obsesiones. Así que la quema de coches empezó a despuntar de mala manera hasta convertirse en algo normal; las provocadas de rastrojos, lo mismo; y las causadas en distintos puntos de la ciudad para agotar los recursos de un servicio público que está para servir a todos se han transformado en ‘cultura popular’. Podrán decir que es el verano, puede ser una buena puntilla para un chiste de Vicente Álvarez, pero no deja de constituir todo un insulto a quienes viven con inquietud todo lo que está sucediendo en nuestra ciudad.
No veas, que malo es el calor. Aquí parece que ningún político se toma en serio el tema de los incendios, la inmensa mayoría de ellos provocados m