Categorías: Opinión

Aviso a navegantes

La implantación de grandes empresas de distribución, nacionales e internacionales, fue un hecho imparable en todo el mundo que trajo consigo, a nivel local, campañas demagógicas que no abordaban el núcleo del problema. Lo cierto es que la llegada de esos gigantes comerciales, iba a producir forzosamente en nuestra ciudad, efectos positivos y negativos.

Los positivos ya se están viendo. De estar Ceuta basada, respecto a Marruecos, en el tráfico transfronterizo o atípico, ha pasado a convertirse en un destino turístico de primer orden para las familias de gran parte de ese país. Estas vienen a Ceuta atraídas por las grandes marcas de alimentación, textiles, de comida rápida u otras, pero también están a disposición de los comercios o servicios tradicionales, muy bien valorados en general.
En cuando a lo negativo, es evidente que esas grandes marcas han supuesto una revolución para el pequeño y mediano comercio que debió enfrentarse solo a la competencia de estos gigantes de la distribución que tienen experiencia acumulada en muchos países del mundo.

Testigos inactivos
Lo que pasa es que las administraciones públicas han sido en este aspecto meros testigos inactivos, tanto de la llegada de las enormes tiendas, como de las repercusiones en las pequeñas y medianas empresas. Esas turbulencias en la economía local debieron ser contempladas en un plan estratégico para aprovechar las sinergias del desembarco turístico, formando de paso a los empresarios locales para que no solo enfrentaran el problema, sino que sacaran partido del mismo. Y la tercera cosa que no se ha hecho y debía haberse valorado en ese plan estratégico, es aprovechar el flujo de visitantes para enseñarles la realidad local, la cultura, los monumentos históricos, las ventajas de pernoctar aquí y otras realidades.
Un elevado porcentaje de los trabajadores de Ceuta pertenece al sector comercio. Y la realidad es que una parte de ese empleo, depende también de dichas grandes empresas, por lo que es imprescindible tener en cuenta ese dato. Ellas y el comercio o servicios locales, amplían la oferta a los ceutíes y atraen, como hemos visto, a los turistas de Marruecos. Pero nadie se ocupa de promocionar dicho sector comercial y buena prueba de ello es la insostenible situación de la frontera que impide el normal tráfico de turistas, incluidos los comunitarios. Por ello, algunas de estas grandes y pequeñas compañías están advirtiendo una preocupante baja en ventas y beneficios. Y lo sé muy bien porque mantengo los canales de comunicación abiertos. Ocurre que, cuando una de estas empresas advierte una disminución en sus ventas y beneficios, lo primero que hace es recortar gastos, bien en personal u otros capítulos; después reduce sus beneficios con ofertas o rebajas y, por último, cierra y se marcha con su negocio a otra ciudad más favorable, todo ello con una facilidad pasmosa. Que nadie se engañe, llegaron, no solo por la perspectiva de vender a una ciudad de 80.000 habitantes, sino también porque tendrían acceso al mercado de todo un país en desarrollo que es Marruecos.
Con base en lo dicho, otros grupos de distribución que no han vivido todavía el problema fronterizo en primera persona, están pendientes de instalarse en Ceuta como Mercadona con posibilidad de varios establecimientos, Carrefour en sustitución de Eroski, ésta marca apostando con fuerza por los supermercados de proximidad y otros cuyos proyectos no es conveniente desvelar.
Con el mediano y pequeño comercio local, pasa algo parecido pero más grave. Al no existir apoyo , que no subvenciones, de la Administración, ha debido improvisar la forma de enfrentarse a esos formidables competidores. Nadie les ha facilitado información oficial sobre la especialización, las franquicias, los nuevos negocios y otras formas de defensa. Además, la falta de apertura casi generalizada los fines de semana, genera otro efecto tan perverso como importante ya que, al quedarse la ciudad casi desierta, muchos ceutíes se trasladan a la Península, realizando compras allí. Así, ese desasistido comercio local, debe competir también con los grandes de la distribución y con las tiendas del otro lado del Estrecho.

Consecuencias
La posible retirada de grandes empresas, medida que suele ser contagiosa, produciría de inmediato aumento del desempleo y descenso de la economía, lo que en una ciudad como Ceuta se advierte enseguida, sufriendo muchas personas las consecuencias de forma inmediata. En realidad, la Ciudad Autónoma debería estar a la cabeza de las gestiones para normalizar la frontera al paso de los turistas procedentes de Marruecos, porque así las cifras del IPSI se verían afectadas positivamente, pero lo cierto es que el Gobierno central compensa a la Ciudad los descensos en la recaudación de dicho impuesto y ello elimina los incentivos de la Administración local para implicarse a fondo en este problema y en otros. Entrando en el mundo de la ficción, si los comerciantes tuvieran esa misma ventaja y les compensaran en euros contantes y sonantes las bajas de beneficios, desaparecerían las iniciativas y el empresario abriría su negocio sin ningún interés por vender.
El inexistente Plan estratégico de la distribución en Ceuta debería abordar otro fenómeno que está influyendo poderosamente en las ventas y es el fraccionamiento geográfico de la oferta a nivel local, no porque ello sea negativo, sino porque es preciso canalizarlo y coordinarlo, evitando sorpresas. En este momento existen tres centros comerciales detallistas diferentes: el puerto con grandes y pequeñas tiendas, algunas de ellas dotadas de aparcamientos; el hiper-mercado que ofrece una amplia galería comercial con suficiente espacio para aparcar; y, por último, el centro urbano con tiendas tradicionales y nuevas, aparcamientos públicos y toda clase de servicios, zona que se ha dotado de una asociación propia de empresarios. Y lo cierto es que dichas tres áreas, más otra cuando se instale Mercadona cerca de la frontera, deberían estar coordinadas en ese estudio estratégico, para asegurar su continuidad y crear nuevas zonas de desarrollo turístico. Así, el centro necesita de un polo de atracción gastronómico y de museos u otras actividades para convertirse en paso obligado, a fin de conectar a los turistas con la propia ciudad y no solo con tiendas de mayor o menor interés.

Actividad económica
Una de las declaraciones de políticos que más me ha sorprendido últimamente es cuando un destacado líder afirmo, según la prensa, que "no hay ninguna ciudad con más dificultad para crear actividad económica". En mi opinión, hay pocas ciudades con tanto potencial como Ceuta para relanzar y producir tal actividad económica. Ese desarrollo no se crea o se fomenta por casualidad, hay que propiciarlo desde los poderes públicos defendiéndolo frente a todos y el resto lo hacen la iniciativa privada y los trabajadores. Pero si un comprador y su familia tarda tres horas en llegar desde Marruecos a un mostrador y otro tanto en regresar a su casa; si los comerciantes sufren todo tipo de inconvenientes al recibir mercancía con tantos trámites y puntos rojos aduaneros en Algeciras o aquí; si no se dan las mismas facilidades a los extranjeros que a los nacionales para pernoctar en Ceuta; si por falta de diálogo se desaprovechan a veces los turistas de grandes cruceros; si el Presupuesto municipal está lleno de ayudas públicas, menos para propiciar inversiones y empleo suficientes; si el Régimen fiscal está sufriendo continuas agresiones sin reacción coordinada de la Ciudad con los afectados; si desde el poder se propicia el éxodo de los jóvenes; si los grandes despachos nacionales desconocen nuestras ventajas fiscales y los textos especializados las describen parcialmente; si se eliminó el arma decisiva de la Guía para invertir en Ceuta , imprescindible para captar inversores; si no existen estadísticas fiables, actualizadas y públicas para orientación de inversores; si no salimos al exterior de forma continuada para vender Ceuta; si los contratos públicos se adjudican, generalmente a foráneos, por precio y sin valorar la calidad, empleo e implantación local ; si no se tienen en cuenta esenciales demandas de las organizaciones empresariales y, en resumen, si no existe un Plan Estratégico para fomentar la economía y el turismo, entonces la actividad en estos campos solo podría crecer por el entusiasmo descoordinado de los empresarios y el duro trabajo de sus empleados.
Málaga, por ejemplo, era una ciudad a la cola de la Costa del Sol y de Sevilla y hoy ha superado a la llamada capital de Andalucía e incluso al resto de su provincia, precisamente por la redacción y posterior aplicación de un Plan Estratégico que puso el acento en el desarrollo turístico y cultural. Esa planificación la llevó al éxito y hoy día Málaga es ejemplo de relanzamiento económico, según veremos en otro trabajo.
Pero es preciso emitir un aviso a navegantes, porque puede que cuando se quiera reaccionar, sea demasiado tarde.

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