Es la ‘pesadilla’ de los trabajadores de Justicia del Ceuta Center y la reivindicación más repetida, aunque no por ello ha sido resuelta. La avería de los ascensores de la Sección 6ª de la Audiencia Provincial y de los Juzgados de lo Penal sigue jugando una mala pasada a todos aquellos que, por su movilidad reducida o por cualquier otra causa requieren de este elemento para alcanzar el segundo piso en el que se localizan las dependencias judiciales. En esta ocasión, una señora de 90 años ha sido la última ‘víctima’ de esta dejadez en el mantenimiento de los elevadores.
Citada como testigo en un juicio, la mujer se vio obligada a subir andando los dos pisos que la separaban de su obligación como ciudadana. A pesar de contar con la ayuda de dos familiares, media hora fue el tiempo que necesitó hasta llegar a la segunda planta. A su avanzada edad, se sumaban una enfermedad cardiovascular y una escasa visión que le dificultaron lo que para esta mujer se convirtió en un esfuerzo titánico.
Al ser informada de este hecho, la magistrada del juzgado en el que tenía que declarar anunció su intención de anular la vista oral ante la dificultad que supone para una mujer de 90 años subir cuatro tramos de escaleras. Sin embargo, la testigo, haciendo gala de una gran paciencia, consiguió llegar hasta el juzgado.
Este tipo de situaciones ya se han convertido en demasiado habituales en el edificio Ceuta Center y no es la primera vez que la sombra de la suspensión de juicios sobrevuela sobre los juzgados: personas con movilidad reducida, en silla de ruedas o con carritos de bebé se encuentran con una barrera arquitectónica fácilmente superable de contar con el adecuado mantenimiento que requieren los ascensores.
De los cuatro elevadores de que disponen las dependencias judiciales, solo uno de ellos suele estar operativo en contadas ocasiones, aunque la mayoría de los 365 días del año los cuatro lucen el cartel de ‘averiado’. Las insistentes llamadas, demandas o escritos a distintas entidades siguen cayendo en saco roto y solo la buena voluntad de los trabajadores de Justicia, que ayudan a personas que por sus propios medios no pueden alcanzar este segundo piso, suple la dejadez de alguien que no está cumpliendo su tarea.
Es una vergüenza. También estuvo averiado el del Centro de Salud del Recinto y digo estuvo, porque espero que ya lo hayan arreglado. Enfermos con distintas patologías, agravadas con dificultades de movilidad, tenían que subir y bajar, que a veces es más complicado, andando las escaleras para acceder a las plantas de las consultas. Existe una dejadez, que algunos casos no tienen justificación por mucho que lo quieran justificar.