“Cualquier día va a ocurrir una desgracia. Esto es ruina”. A pie de frontera se vive, de nuevo, una jornada de infierno. Lo que ocurre en el entorno del Tarajal es inhumano e indigno.
La tensión y el nuevo efecto llamada sobre el bulto se materializó en la tarde de ayer en dos nuevas avalanchas ocurridas en un espacio de dos horas: una protagonizada por entre 400 y 500 personas y otra por 200.
Hombres y mujeres cargados de bultos aprovecharon los momentos de filtro para salir hacia Marruecos y es allí en donde, debido a las retenciones, se vivieron los peores momentos.
Testigos presenciales narraron desde la zona internacional y desde el lado marroquí escenas de “tensión, pánico y gritos”, producto de los decomisos masivos de bultos que llevaron a cuantiosos enfrentamientos verbales entre agentes marroquíes y porteadores.
“Tarek, el jefe de la frontera, cuando está él siempre hay ruina”, denuncian
Gritaban contra “Tarek, el jefe de la frontera... Cuando está él, siempre hay ruina”, denunciaron. Marruecos cerró las dos puertas de entrada y salida, que eran saltadas por hombres y mujeres mientras otros se empujaban.
Este era el punto y final de una crónica que empezaba a mostrar su monstruoso rostro a primera hora. A las dos y media de la tarde, decenas de porteadores que no habían podido salir por ‘Tarajal II’ se acumulaban en las cercanías de la rotonda, ocupando toda la parada de autobús y durmiendo en los bajos de un camión ubicado cerca de la parada de taxis.
Esperaban el momento para sumar a más gente e intentar una avalancha, rememorando las escenas de hace un par de años que políticamente se dijo que habían terminado pero que la tozuda realidad demuestra lo contrario.
La Guardia Civil ordenaba a los motoristas que se dieran la vuelta y sus pilotos marchaban hasta las proximidades de la rotonda que conduce al hospital para volver a ponerse en la cola.
El tráfico a esa hora empezaba ser incontrolable, aunque la Guardia Civil en una clara carestía de efectivos, intentaba segmentar los vehículos para dejar libres los distintos enlaces de comunicación.
La venta ambulante a pie de carretera, los vehículos bloqueados durante horas, el calor, el ayuno... y la tensión sumada a los nervios convertían el lugar en la otra Ceuta, en algo inimaginable en pleno centro de la ciudad, en otro mundo en donde puede suceder de todo. Marruecos manda.
Si las autoridades del vecino país permiten la entrada de la mercancía en España no hay problemas, la Guardia Civil deja salir todos los bultos. Pero a pie de campo nada funciona como debe y es más que evidente que los contactos que nunca han existido al nivel deseado ya ni se materializan en algo digno.
Los porteadores, al salir de Ceuta, se topaban con más camalos retenidos en Marruecos y con decomisos masivos de bultos, lo que degeneró en enfrentamientos y peleas.
La situación de tensión de estos hombres y mujeres con los agentes fronterizos es cada vez más palpable, registrándose situaciones que antes no se producían y que quedan grabadas en vídeos que los propios afectados cuelgan en redes sociales para dar mayor visibilidad al trato que se está dando. Y en medio de unos y otros quedan los ajenos al fenómeno del porteo.
Ciudadanos que cruzan la frontera y que se ven sorprendidos por estas avalanchas o estos episodios de tensión, que se quedan bloqueados durante horas o que incluso sufren agresiones indirectas porque se ven envueltos en esta auténtica locura de frontera infernal.
Segunda avalancha de 200 porteadores en la frontera del Tarajal pic.twitter.com/qR3hBpUv0j
— El Faro de Ceuta (@ElFarodeCeuta) 12 de junio de 2018