24 horas después de
la muerte de Fatima,
Marruecos adoptó medidas en su lado fronterizo, canalizando a los
porteadores que esperaban en cola para entrar en Ceuta al otro lado de la carretera. Querían evitar así que permanezcan en el lugar en el que normalmente se apostan y duermen los porteadores, cercanos a la playa, y en
donde Fatima murió al despeñarse por las rocas cuando quería alejarse para hacer sus necesidades. Este jueves, de momento solo en esa jornada, se ordenó a los hombres que entraban para portear de otra manera, lo que se entiende como el intento de reacción con una mayor seguridad que no lo es tal. Y eso pasaba en el lado marroquí. Aquí en Ceuta, tanto en la tarde del miércoles como en la del jueves hubo varios intentos de avalancha protagonizados por unas 150 personas. El segundo, el de este jueves, fue un poco más relevante hasta el punto de que la frontera permaneció varios minutos cerrada. Se habían acumulado porteadores con bultos que querían sacarlos por el paso del Tarajal, mientras la Guardia Civil se desplegaba en la zona para evitarlo al no ser el punto habilitado. La salida de mercancía fue más complicada por los decomisos. Estas tensiones tienen su origen en los decomisos que vuelven a hacerse fuertes en Marruecos y en la reacción emitida tras la muerte de Fatima, que se dedicaba a sacar mercancía desde Ceuta a Marruecos para alimentar a sus hijos, residentes todos ellos en Castillejos. El paso habilitado para sacar los bultos es ‘Tarajal II’ así que ante los intentos de cruzarlos por el paso fronterizo se tuvo que activar a la Guardia Civil para impedirlo, frenando los amagos de avalancha que eran llevados a cabo por los porteadores que se encontraban concentrados en las inmediaciones del paso que comunica la ciudad con el vecino país.