H.K., marroquí de 58 años, podría ser acusado de intento de homicidio según el parte de sanidad
Amnesia total. H.K., de 58 años, poco pudo aportar ayer en su declaración en sede judicial ya que insistió ante su señoría que nada recordaba sobre lo acontecido. Dijo que la noche de la agresión había bebido y que no podía recordar qué es lo que había hecho. El informe policial remitido al juzgado sí que, en cambio, sirvió para refrescar toda la historia. Cómo en torno a las 22.00 horas había agredido con una botella de cristal a otra persona al creer que era un vecino que 24 horas antes le había increpado por rebuscar basura de los contenedores de Otero. Agresión que no fructificó en arresto alguno y que llevó a que solo 45 minutos después se produjera otra acción criminal mucho más grave contra una mujer a la que practicó un corte en el cuello.
Tal y como explicaron fuentes sanitarias, esta segunda agresión pudo haber sido fatal por la cercanía a puntos vitales y por la profundidad de la lesión. La víctima permaneció ingresada en Observación casi 24 horas.
Así que horas después de su puesta a disposición judicial, se dictó auto de entrada en prisión provisional a la espera del juicio y a la espera de conocer qué calificación final se hace sobre los hechos. Eso dependerá del contenido de los partes sanitarios, ya que las agresiones podrían ser encuadradas en un delito de intento de homicidio, debido a la crueldad del ataque y a la proximidad a zonas vitales del cuerpo en el caso de la segunda de las víctimas dependiendo de lo que se haya reflejado.
H.K., de origen marroquí, ya ha sido ingresado en la prisión de Los Rosales a la espera de juicio. De él poco se sabe, salvo lo que han informado fuentes policiales: que se trata de un individuo que pernoctaba en la calle, que se dedicaba a rebuscar entre las basuras y que incluso era ayudado por algunos vecinos de la zona con la entrega de ropa y comida.
Un día antes de la agresión había mantenido un rifi rafe con vecinos de la barriada que le increparon por sus prácticas en la calle, motivo éste que podría haber estado detrás de la doble agresión e intento de una tercera.
La participación de varios jóvenes que se encontraban en la zona en el momento de los ataques fue clave para poder interceptar al autor ante la ausencia de patrullas policiales en la calle en ese momento. Los vecinos protestan por la inseguridad El suceso ocurrido en Otero ha reabierto entre sus vecinos el debate sobre la inseguridad. Protestan por la acumulación de personas que se dedican a las prácticas de rebuscar basuras y que duermen incluso en la zona, a lo que se suman grupos que toman grandes cantidades de alcohol lo que termina dando pie a peleas y un ambiente de inseguridad. A raíz de lo sucedido han reclamado más presencia policial, sobre todo después de que en el caso de marras se produjeran dos agresiones prácticamente seguidas en el tiempo sin que entre una y otra hubiera existido una detención.