Dos cerebros evalúan una jugada. Dan al cálculo numérico y tienen esa seguridad, que el nuevo movimiento tiene un acierto del ciento por ciento.
Nos enseñan a dar pasos en un mundo lleno de trampas. Nos dan esa visión de un alma sin tapujos, sin odio entre los cuadrados del infierno. Y sin quemarse hacen la acertada y todos nos quedamos desconcertados: “Yo jamás hubiera hecho esta”.
Piensa un mortal y nunca llegará al momento de encontrar un instante que le hubiera llegado al umbral de localizar la que un cerebro electrónico ha encontrado. Es el diseño de un hombre, pero que ha desembocado en una idea genial que jamás hubiera visto un mortal.
No basta con escuchar, ver, oír, o penetrar en las páginas de nuestros clásicos, que han hecho de sus retiros, con piezas y tablero, un rincón verdadero de buscar soluciones a problemas de un instante.
Embobados quedábamos al observar en nuestros teléfonos u ordenadores, aquellas “cabiñuelas”, de nuestros antepasados que deseaban encontrar una nueva salida o respuesta al planteamiento de un ataque mortífero de nuestro rival.
Hoy son nuestros remedios para jugar rápido y con una certeza de un mil por ciento a que nadie podrá competir con estos cerebros diseñados por nosotros.
Ya que ¿seguro que lo hemos hecho nosotros?. No es una interrogante por poner algo delante y atrás, es pensar en esa mente privilegiada que ha podido traernos hasta nosotros este invento de ser más lógico que el mejor cerebro del mundo.
Y en vez de servirnos de misterio, de aprendizaje, de buscar nuevos horizontes, ¿por qué no saber aprovecharse de esto?.
Un nuevo momento tenemos en nuestro futuro. No es una negación hacia un infinito lleno de privilegios, de hacer las cosas bien y que nadie se aproveche de las circunstancias, para ser el nuevo mago y llevarse en sus cuentas lo que alguien trabajo para un futuro.
Un “autómata”, como calificó un buen amigo, que lleve las delicadas riendas de un país.
Sea nuestro dictador, pero bueno y que encuentre la vía de escape a los conflictos de nuestro día a día.
Ahí dejo la idea y la verdadera evolución de una inteligencia artificial, facilitarnos la vida, pero con ideas buenas y que nadie quede marcado por el pecado de la codicia.