Hace casi un año copaba todas las portabas el incidente ocurrido en la cochera de los
autobuses de Hadú-Almadraba. Un árbol había caído sobre el techo de las instalaciones que no pudo aguantar y creó un agujero de grandes dimensiones. Afortunadamente no hubo que lamentar daños humanos, pero sí diferentes materiales: además del techo, un coche quedó aplastado por las ramas de estos árboles centenarios de los Jardines de la Argentina.
Once meses después, “todo sigue igual” y no han encontrado respuesta alguna de reparación. El presupuesto para arreglar el techo del recinto ronda los 35.000 euros según el informe que hizo el seguro de la empresa, pero no se ha movido un dedo más, y los autobuses siguen durmiendo a la “intemperie”, según explicaba a
El Faro de Ceuta el presidente del comité de empresa, José Antonio Blanco.
Aunque en principio no corran peligro ni los conductores ni los autobuses, se trata de un problema que se debe solucionar cuanto antes para no provocar que el agujero se siga abriendo y se produzca un desplome de gran envergadura, “sobre todo con las fuertes lluvias y vientos que hemos tenido semanas atrás”.
Temen que se produzca un desplome, “sobre todo con las fuertes lluvias y vientos”
En estos momentos, los autobuses que están colocados debajo del agujero son los que se encuentran inoperativos desde que hace casi un año, con motivo de la pandemia, se redujeran líneas y afluencia de vehículos en las calles, pero no deja de ser una imagen tercermundista para unas instalaciones que ya de por sí no se encuentran en las mejores condiciones.
Asimismo, los autobuses que sí salen cada día a recorrer las calles de nuestra ciudad y son una pieza útil para los ciudadanos que se tienen que desplazar, sufren las distintas inclemencias meteorológicas al no pasar las noches en el lugar cerrado y eso puede acelerar el fin de la ‘vida’ útil de esos transportes.
Una solución que se está alargando en el tiempo y un problema que nadie hace lo más mínimo por atajarlo.
Mientras, se sigue teniendo en el recuerdo cómo esos árboles cayeron en los Jardines Argentina y gracias al confinamiento domiciliario que había en esos momentos por la pandemia del coronavirus evitó que se produjera un desgracia mayor.