El día 7 de marzo del presente año dediqué mi colaboración en este diario a tratar sobre el caso de los Guardias Civiles imputados, recientemente resuelto mediante Auto de sobreseimiento provisional dictado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 6 de los de Ceuta.
En aquella fecha aludía a la tristeza que me había ocasionado ver como un grupo de honrados miembros de la Guardia Civil subía las escaleras de entrada del llamado Palacio de Justicia para declarar, como imputados, por los lamentables sucesos acaecidos el 6 de febrero de 2914 en la frontera de El Tarajal.
“Se les acusa –añadía- de haber cumplido con su deber, de haber defendido la frontera de España ante un grupo numeroso de personas que pretendía violarla”. “Quienes lo integraban –seguía diciendo- era conscientes de que legalmente no podían entrar en territorio español, de que lo intentaban desobedeciendo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Aquellos agentes no hicieron más que cumplir la orden recibida de impedir la entrada ilegal de indocumentados, y aún así se esforzaron en emplear los medios disuasorios de que disponían extremando al máximo su cuidado en no causar daño físico alguno.
Esta semana, transcurridos más de siete meses desde la publicación de aquel artículo, se ha dictado por fin el auto de sobreseimiento provisional del caso, En él, la Magistrada viene a señalar que los Guardias Civiles actuaron en el ejercicio de su función de custodia y vigilancia de la frontera, y que los inmigrantes asumieron el riesgo de entrar ilegalmente en territorio español. En el ejercicio de la citada función, la Guardia Civil está autorizada para utilizar medios antidisturbios reglamentarios.
El Auto, que consta de 32 páginas, se extiende en valorar –negativamente- las pruebas presentadas por la ONG “Caminando en fronteras”, defensora –sin duda- de ese ideal imposible de la supresión de fronteras y del papeles para todos. Han hecho lo posible por conseguir unas condenas, sin pensar, quizás, en el daño que podían ocasionar a unos servidores públicos, quienes no hicieron más que cumplir con su deber. Les queda todavía el recurso ante la Sala de la Audiencia con sede en Ceuta, que creo han anunciado ya.
Para mí, como hombre de leyes que soy, y como ya anticipé en su día, el Auto está sólidamente basado, y pienso que no deja hueco más que al derecho al pataleo, Nunca se puede decir, de antemano, qué resultado puede llevar consigo un recurso, pero aquí hay una resolución judicial muy meditada y fundamentada, francamente difícil de rebatir. La resolución que esperaba cuando escribí mi colaboración del 7 de marzo.
Mi afecto y mi solidaridad con todos los “desimputados” y con la Guardia Civil en general.
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