Una representación de empresarios, demasiado reducida para la envergadura del problema que se está poniendo encima de la mesa, protagonizó ayer una concentración para protestar por el bloqueo de cuentas bancarias que están sufriendo además de la expulsión de estas entidades.
Llama la atención que habiendo entre 800 y mil afectados, solo se concentrara una veintena. La justificación de las vacaciones no vale cuando se está abordando la criminalización de todo el colectivo, señalado como blanqueador. Si la parte que más sufre no es capaz de tener la fuerza suficiente, mal vamos.
Entre periodistas, políticos y representantes sindicales sumaban más personas que los que realmente son afectados por esta problemática. Esas ausencias fueron clave, ni se vio a todos los afectados, ni se palpó la solidaridad de los demás empresarios.
Tampoco se vio a representante alguno de la Cámara o de la CECE, por más que sobre el papel insistan en que son solidarios con los afectados y luchan contra el problema. Si esa pata falla, fallan todas. También la política.
Que solo estuvieran representantes de Caballas y MDyC también dice mucho del fracaso de esa obligada implicación de todos los partidos, más aún los que tienen representación en el Gobierno a nivel local y nacional.
Suena a chiste que a la misma hora en la que se hacía pública la protesta, el PSOE se dedicara a publicitar en redes sociales que hay coches abandonados en una barriada
Sí, a todos nos importa, pero ¿les resulta coherente? Ni siquiera se han posicionado, quizá temiendo hacer sombra a una Delegación del Gobierno que tampoco ha comparecido ni ha explicado públicamente qué está haciendo al respecto. En este aspecto ha decidido tomar la misma postura que la Ciudad Autónoma: decir que va a hacer pero, cuando se le necesita, no estar en el lugar para calmar a los afectados.
Allí, a pie de protesta, contaban no solo que tienen bloqueadas sus cuentas, sino que también les han bloqueado, en algunos casos, a sus familiares. Advierten de que no van a poder pagar a los proveedores y que comenzarán a tener problemas para cumplir con las nóminas. No nos llevemos las manos a la cabeza cuando sea demasiado tarde. Sobre todo cuando nadie ha sido capaz de dar explicaciones coherentes a lo que está pasando.