Los recuerdos vienen para iluminar los días, esos que parecen que se han olvidado de encender la luz. Y hoy es uno de ellos, donde todos abogan por algo bello, estoico, y en sincronía con una noche de Champions, donde un equipo que tiene muchos seguidores, de todos los rincones de nuestra querida España, además de otros lugares donde se puede hablar muy diferente a nuestro querido castellano. Pero defiende ese club de camiseta blanca: los merengues, y no por ser un dulce muy bueno y delicioso, sino por ser el mote que les lleva de frente en todos los estadios donde va.
Y mira que donde fueron esa noche del 17 de abril las estadísticas daban una simple regla de sometimiento, de todos los que fueron allí presentes, con un rotundo rol de victorias y solo dos empates, que fue lo suficiente para tener esa moral, solo aplicable al Alcoyano o al Ceuta, para agarrase a ese hierro ardiendo, e intentar el heroísmo, de una noche más donde las banderas, los puños y los pulmones del Real Madrid, salieron reconfortados ante un nuevo pase, a una nueva eliminatoria, donde las huestes madridistas estarán presentes para intentar sacar pecho y buscar ser un año más el número “guan”, palabra “made in Spain”, de lo más grande de Europa.
Ahora solo ha de respetarse a los que han ganado esta eliminatoria, que solo los verdaderos hombres hechos de un material especial, como es el madridismo, podían haber augurado en ese pasado que ha sido el presente una nueva vez en la saga del Madrid por nuestro viejo continent.
Padre e hijo, Angeloti, estarán contentos y presentes en los anales de la historia presente, de un Real Madrid, que con su vieja guardia da mucho de si, y muy especialmente en instantes tan calientes de pasteles casi incomestibles, pero que con las ideas, intelecto, propuestas, y mentalización de ellos ha hecho campeón a un grupo de muchachos, sin ninguna figura galáctica, como en el pasado, pero con hambre de hacer cosas buenas para su afición, presente y que nunca se olvida de ellos.
Y los “cocos”, que vienen precedidos de tanta gloria, vuelven nuevamente a estrellarse con un tren de mercancías, que aunque digan que puso el autobús, pero también vio resurgir a un Lunin que nadie conocía, como el pulpo que pudo parar todo y que no pudieron comer sus apetecidas patas con una mahonesa casera, digna de cualquier bar que pueda tener entre sus tapas está digna y sublime que muchos piden para dar gusto a su paladar
Y un año más en solitario y representando a un país tan complejo está en el bombo el Real Madrid, listo para su siguiente batalla y buscar un lugar en la historia universal del balón pie.