El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta dejó ayer visto para sentencia el juicio seguido contra dos personas acusadas de agredir con cuchillos a un vecino de Vicedo Martínez. Sucedió el 7 de diciembre de 2016 y aquel suceso terminó siendo portada en todos los medios de comunicación por la brutalidad que lo definió. La víctima, Younes M.M., ingresó en el Hospital con heridas causadas por armas blancas (machetes y cuchillos jamoneros); ayer rememoró aquel episodio protegido por un biombo para no ver a los dos únicos acusados: Otman A.H., y Karin D. conocido como ‘Panyes’ y fugado durante un tiempo de la Policía después de escaparse de los calabozos. Precisamente el que no hubiera sido localizado hasta que hace unos meses lo detuvo el Subgrupo de Noche había impedido la celebración de esta vista judicial, casi 3 años después.
“Esto no se lo deseo a nadie. Ni a ellos”, expuso ante la Sala la víctima. En su relato de hechos recordó cómo antes de producirse el ataque que le llevó al Hospital, le habían intentado apuñalar sin éxito. Todo derivado de su intención de mediar después de que a un amigo le hubieran robado su moto.
En su declaración situó a uno de los acusados Otman A.H. en esa agresión, como artífice de dos de las heridas que sufrió. También ubicó a Karin D. Recordó que estando en el suelo le siguieron atacando, que el conjunto de los agresores se cifraba en 5 personas pero que solo había podido reconocer a estos dos.
Las agresiones, según su declaración, fueron acompañadas de frases amenazadoras como las de “te vamos a matar”
Las agresiones, según su declaración, fueron acompañadas de frases amenazadoras como las de “te vamos a matar” y recalcó ante la Sala que de no haber sido por la intervención de las personas que estaban en la calle “me hubieran quitado la vida”.
Mientras recibía los cortes escuchaba gritos, insultos... e intentaba escapar del lugar. Fueron varias las lesiones sufridas en varias partes del cuerpo hasta terminar ingresado en el Hospital aunque sin riesgo vital para su vida.
El médico forense, que ayer prestó declaración, dejó claro que las heridas presentadas eran “lesiones subcutáneas” y que la vida de la víctima no corrió peligro. Eso sí, de haberse ejercido la agresión con los cuchillos con una mayor fuerza, el daño habría sido peor.
La declaración de la víctima chocó frontalmente con la de los dos acusados que coincidieron en negar los hechos, hasta el punto de no encontrar explicación alguna a por qué estaban sentados en el banquillo.
Karin D., alias ‘Panyes’, permaneció en rebeldía hasta hace unos meses después de que se fugara de la Policía Nacional al ser detenido por esta causa. Negó conocer a la víctima y calificó de “falsos” a los testigos que declararon en instrucción judicial y en la Policía en su contra. Declaró que la tarde del 7 de diciembre de 2016 estaba en su casa y después marchó a jugar un partido de fútbol en el ‘Díaz Flor’. Si escapó de los calabozos aprovechando que acudía al baño fue porque “no sabía qué estaba pasando, al tener miedo, preso del pánico salí corriendo”. En esa escapada reconoció haber “arrollado” a un policía nacional que intentaba evitar la fuga pero aclaró que su intención “no era golpearle”. “No me explico por qué estoy aquí. No sé por qué me han relacionado con esto. Sé lo que pasó porque lo dicen en la calle”, insistió, negando haber portado cuchillos ni para agredir ni para amenazar a la víctima.
En la misma línea se posicionó Otman A.H., quien sí conocía al herido porque son vecinos. Tampoco pudo dar una explicación a por qué se le acusaba más allá de que “me tienen ganas”, aclarando no saber nada de lo sucedido aquella tarde salvo que vinieron a su casa para acusarle de robar una moto, suceso con el que no tenía nada que ver.
Los acusados niegan haber agredido a la víctima
Ambos acusados negaron haber agredido a Younes M. Por miedo a ambos, varios testigos prestaron declaración pero tapados por un biombo. Hubo una tónica general en muchas de estas testificales: el presidente de la Sala tuvo que insistir en varias ocasiones en que debían decir la verdad ante la advertencia de incurrir en un delito de falso testimonio. La falta de recuerdo o una impresión de cierto temor marcó unas declaraciones confusas en buena parte en relación a lo que se había dicho en instrucción.
Declaraciones que pasaban de un no saber nada sobre los agresores o de no recordar, a unas manifestaciones prestadas en su día en las que sí dieron nombres y apellidos de los autores lo que, de hecho, llevó a que la Policía Nacional pudiera hacer su trabajo e iniciar las detenciones.
Los testigos coincidieron también en señalar que había mucha gente acumulada en el momento del suceso así como en que Younes M.M. intentaba escapar de varias personas que le seguían con cuchillos en mano. Algunos de esos testigos sí declararon ver a uno de los acusados agrediendo, atribuyéndoles el rol preciso, pero otros no. Cuando la Policía llegó a la barriada la agresión ya se había producido. En el momento de las detenciones, muchos vecinos empezaron a apabullar a los agentes causando lesiones a uno de ellos.
“Está vivo de milagro porque iban a matarlo”: diciembre de 2016
La agresión sufrida por Younes M. fue portada en todos los medios de comunicación por las características del ataque sufrida. Eran cinco personas persiguiéndole con armas blancas a plena luz del día en los preludios del puente de la Inmaculada. La víctima, que trabaja en el Hospital, terminó ingresado con varias heridas en su cuerpo, focalizadas en la espalda, en la zona lumbar, en el pómulo y en una de sus manos que colocó a modo de defensa para que una de las puñaladas no le alcanzara el cuello. La portada de El Faro de los días posteriores al ataque recogía las manifestaciones de la familia de la víctima: “Está vivo de milagro porque iban a matarlo”, dijeron. Dado el impacto social que tuvo el suceso la Policía Nacional puso todos sus recursos en localizar a los presuntos implicados, entre ellos un menor que ya fue condenado.
La Acusación considera el ataque un homicidio en grado de tentativa
La vista oral celebrada ayer se extendió en sesión de mañana y tarde y tuvo como clave la modificación que, de la calificación inicial, hizo el Ministerio Fiscal. En un principio los hechos fueron considerados como un delito de lesiones pero transcurrido el juicio y después de escucharse todas las declaraciones, Fiscalía encuadró los hechos en un delito de homicidio en grado de tentativa. Por ello pide que a los dos acusados se les impongan penas de 10 años de prisión a lo que se suma otro periodo similar de alejamiento hacia la víctima a una distancia de 200 metros.
La Acusación Particular se adhirió a la petición de la Fiscalía, reclamando una indemnización de 60.000 euros por las secuelas y daños morales sufridos por la víctima. En el escrito de acusación se contemplan además los delitos de atentado, lesiones y quebrantamiento solo para uno de los dos acusados, Karin D., por golpear en su escapada a uno de los agentes.
En sus informes consideraron los hechos acreditados así como que la intención de los dos acusados era “acabar con la vida” de la víctima. Esa fue la clave que diferenciaba la calificación inicial de las lesiones a la definitiva de homicidio en grado de tentativa. Valoraron la declaración de la víctima como “prolongada” en el tiempo, “sin contradicciones ni ambigüedades”. No hay además un móvil de venganza que llevara a la víctima a acusar porque sí a los dos jóvenes que están presos preventivos por esta causa. Antes de ese ataque hubo amenazas previas, hicieron uso de armas blancas de grandes dimensiones y acudieron “con ánimo de matar” contemplándose la muerte como un resultado probable de una actuación agravada por la superioridad en número de los participantes. Aunque según el forense las heridas no conllevaron un riesgo vital, sí que cuadran con el modo de ataque declarado por el herido.
La Acusación Particular insistió además en que las declaraciones de los acusados no se sostenían y apuntó a que podría haberse causado la muerte de su patrocinado.
Por su parte las Defensas pidieron la absolución de sus clientes al considerar que no estaba acreditada su autoría, haciendo prevalecer la presunción de inocencia que los ampara además de las vagas manifestaciones prestadas por los testigos durante el juicio.
Así también negaron la posibilidad de que se estuviera ante un homicidio en grado de tentativa en base al informe forense, dado que la vida de la víctima no corrió peligro. Uno de los abogados indicó que la existencia de ese delito es algo “infundado” e “incierto”.