A las seis de la mañana, cuando comenzábamos nuestra actividad, mi hija me avisó de que la rueda delantera de nuestro vehículo estaba pinchada. Cuando hubo claridad, me acerqué a ver lo que ocurría y me di cuenta de que tenía pinchadas las cuatro ruedas. Inspeccionando, pudimos observar que en una de las ruedas había un orificio, ocasionado, con toda seguridad, por algún objeto punzante. Algo que confirmaron los agentes de la autoridad, cuando vinieron a corroborar lo que habíamos denunciado. Por el número de vehículos que había en esta vía, y por el hecho de que ninguno de ellos presentaba daño alguno, pudimos deducir que la acción iba encaminada, exclusivamente, a causar daño a ese vehículo. Al nuestro.
Se da la circunstancia de que soy concejal de la oposición en el Ayuntamiento del municipio. Y que días atrás, en un pleno conflictivo, a raíz de nuestra denuncia respecto a las desorbitadas subidas de las tarifas del agua y el alcantarillado, que superaban el 300%, el alcalde repitió, una y otra vez, que el problema no eran las subidas de impuestos, ni el partido al que yo representaba, sino mi persona, que desde que ejercía de concejal, había enturbiado la vida municipal con continuas denuncias. Era su forma de culpar a los demás de sus propias decisiones.
Posteriormente a esto, tomando unos vinos en el bar de un amigo, llegó una persona, aparentemente tranquila, que comenzó a malmeter con el tema de los “menas” que se iban a repartir desde Canarias y Ceuta al resto de Comunidades. Su insistente pregunta era referida a por qué los catalanes iban a recibir menos niños que las demás Comunidades. También insistía en que si tanto queríamos los de izquierdas a esos niños, que los alojáramos en nuestras casas. Continuó con la ocupación ilegal de viviendas y con la supuesta entrada de unos menores en una propiedad suya heredada. Todo esto siguió así hasta que alguno de nosotros se cansó de tanta mentira y le respondió con datos en la mano. Evidentemente, la situación no evolucionó bien y tuvo que ser zanjada, abandonando el lugar y dejándolo solo con su palabra en la boca.
El mismo día, en una reunión de regantes del municipio, hubo un debate bastante agrio. Algunos defendíamos que no se estaba siendo justo por parte de los directivos de la Comunidad, al no permitir el riego, pese a que en el río había caudal suficiente para atender el caudal ecológico y los derechos históricos de los agricultores del lugar. También, que tenían que retornar el dinero gastado de forma irregular, por unos acuerdos adoptados sin respetar los formalismos legales, que habían sido declarados en suspenso por el Organismo de Cuenca. Me llamó la atención el comportamiento de algunos miembros de la Junta Directiva, que casi me agreden físicamente, así como la del presidente de la Comunidad, que repitiendo los argumentos del alcalde, allí presente, en el pleno del que hago mención al principio, me acusó de ser el causante de todos los problemas de la misma.
Siegmun Ginzberg en su libro “Síndrome 1933”, nos contaba que el periódico Der Stürner, de tendencia nazi, publicaba artículos en los que se describía a los judíos del este (los inmigrantes de hoy) como sombríos individuos que sacrificaban a los animales, e incluso a inocentes niños cristianos desnudos, para aderezar con su sangre el pan ácimo del Pésaj. Todo aquello venía a cuenta de la famosa frase de Goebbels de que una mentira repetida una y otra vez se convierte en verdad, pues lo que importa no es su veracidad ni su verosimilitud, sino las emociones que despierta. Por esto los nazis de entonces fueron maestros en el arte del control de las masas a través de la radio y de los grandes actos propagandísticos.
George Lakoff, profesor emérito de la universidad de Berkeley es un demócrata convencido y, ante la victoria de Trump, ha escrito un manifiesto, muy práctico, sobre cómo podemos defender la democracia (y protegernos nosotros mismos) frente al autoritarismo, titulado “Cómo mantener viva la democracia en 2025”, que puede encontrarse fácilmente en internet, y que aconsejo a mis lectores. Los mensajes, cortos, pero contundentes, que lanza son muy pedagógicos e ilustrativos. En general hace llamamientos a ser valientes, empáticos y proactivos. También a no perder de vista el panorama general o a fomentar las conexiones reales y evitar la intoxicación mental y las mentiras.
Lo que me ha ocurrido a mi es un auténtico atentado por razones políticas. No sabemos sus autores materiales, pero sí los autores intelectuales. Este acto de vandalismo parece estar relacionado con la actividad política. Es lo que he contado a los agentes de la autoridad en la denuncia presentada.
Ante la adversidad y las críticas, siempre es importante recordar las sabias palabras de Don Quijote: "Ladran, luego cabalgamos, Sancho". Esta frase nos invita a seguir adelante y no dejarnos intimidar por las voces que buscan desanimarnos. Persistir en nuestras convicciones y acciones es la mejor respuesta contra aquellos que intentan obstaculizar nuestro camino.
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