Asuntos Sociales estrena su nueva sede en Hadú

Desde ayer está operativo el nuevo centro de la Consejería que permitirá que se agilicen los trámites al concentrar todos los departamentos bajo el mismo techo.

Lo de ayer fue un constante ir y venir en la nueva sede de Asuntos Sociales. No es para menos, los trabajadores y los miembros de la consejería acaban de llegar a la que será su nueva casa y como ocurre en cualquier mudanza que  se precie siempre falta algo.
Los usuarios comenzaron a llegar a las ocho de la mañana y las primeras impresiones eran compartidas. “¡Qué bonito!, ¡qué grande!, ¡qué cómodo !”, se escuchaba en los pasillos mientras esperaban a ser atendidos. No en vano, la nueva sede, ubicada en los altos del mercados San José-Hadú, ocupa unos 1.300 metros cuadrados en los que ya trabajan cuarenta empleados –trabajadores sociales, psicólogos, educadores o animadores socioculturales–  que prestan sus servicios en torno a 10.000 usuarios cada año.
Entre otras instalaciones, el nuevo centro cuenta con 17 departamentos –en los que se distribuyen los empleados–, una sala de usos múltiples, una de formación y una biblioteca.
La consejera del ramo, Carolina Pérez, estaba contenta, había conseguido una nueva sede para los suyos, algo por lo que había luchado en los últimos años y que ha visto cumplido antes de que termine la legislatura. “Nos marcamos como fecha este verano y lo hemos conseguido, aunque todavía faltan algunos detalles”,  apuntó.
Así, ahora todos los departamentos y servicios están concentrados en las mismas instalaciones, donde también está la sede de la consejería. “El antiguo centro se nos había quedado pequeño, tanto por el volumen de trabajo como por el número de empleados”, indicó Pérez. “Además ahora los servicios van a ser muchos más operativos y eso lo va a notar el usuario”, reseñó.
Y es que al trabajar todos en las mismas dependencias va evitar las constantes llamadas y las idas y venidas para que se firmen los documentos.
No obstante, la consejería mantiene las unidades de trabajo social en distintos puntos de la ciudad como la zona centro, Benzú o El Príncipe.
Entre los servicios que van a poder encontrar los ciudadanos que se acerquen hasta los altos del mercado de San José son varios. La consejería abarca un importante catálogo de ayudas, pensadas para ayudar a aquellas personas que no tienen recursos o que los que tienen son insuficientes.
Así, en primer lugar está el Servicio de Información, Valoración y Orientación –SIVO–, programa de ayuda al alquiler, el servicio de ayuda al domicilio y el Ingreso Mínimo de Inserción Social –IMIS–. Junto a ellos, ofrece otros recursos como el servicio de intermediación en caso de conflictos dentro del núcleo familiar o los programas de mayores, entre otros.
Carolina Pérez indicó que aunque hay un elevado número de personas que dependen de las ayudas de su departamento, éste no se ha visto incrementado por la situación económica actual como ocurre en otras ciudades españolas. “Esto no es de ahora, es  desde hace mucho tiempo. Yo creo que Ceuta está a un nivel, por lo que yo conozco de otras comunidades autónomas, por encima del resto de España en prestaciones”, aseveró.
No obstante, sí se ha apreciado un incremento del número de familias que en época de bonanza se trasladaron a la península en busca de un futuro y que con la crisis se han quedado en paro y han decidido regresar. Sin embargo, para acogerse a algunas de estas ayudas tienen que estar hasta más de tres años empadronados en Ceuta, y no porque hayan decidido volver van a tener todos los gastos cubiertos.
Según informó Pérez, el perfil del usuario que acude a estos servicios responde a gente sin trabajo y sin recursos, que ha vivido siempre de la economía sumergida, y que aunque, muchas veces, se mantienen ahí no tienen ingresos declarados.
Otros de los quebraderos de cabeza para Asuntos Sociales es la famosa ‘Generación nini’–jóvenes que ni trabajan ni estudian, ni tienen intención de hacerlo–. Junto a ellos, el fracaso escolar supone un importante esfuerzo para esta cartera con programas para que los adolescentes estén preparados para el mercado laboral. Además también existen clases de alfabetización para los menores, ya que la barrera del idioma es vital. Una tarea difícil, pero no imposible.

SIVO

Es el Servicio de Información, Valoración y Orientación, conocido como SIVO. Este es el primer filtro al que acceden los usuarios y desde el que se remiten al departamento correspondiente.
De este servicio parten las ayudas que desde Asuntos Sociales se destinan para cubrir las necesidades básicas y que estas personas no tienen recursos con los que hacer frente.
Así, parten ayudas económicas para los gastos derivados de la alimentación, la luz o el agua.
La ropa también iría incluida en este apartado junto a enseres domésticos como la lavadora o el frigorífico. Los medicamentos y prótesis también están subvencionados. La leche maternizada hasta que los niños cumplan un año también es sufragada para este colectivo.

Ayuda al alquiler

Esta prestación se define como un recurso de carácter económico cuyo objeto será la financiación parcial o en casos excepcionales total, del pago del alquiler de la vivienda destinada al domicilio habitual de los usuarios objeto de la prestación, entendiéndose como usuarios a todos los miembros de la unidad de convivencia que habitan en el mismo domicilio. La finalidad de esta prestación es prevenir y/o paliar situaciones de marginación social (conflictos familiares, hacinamiento, deterioro económico..).
La prestación cubrirá los gastos de alojamiento mensual y de acceso a la vivienda, quedando excluidos, en todo momento, cualquier otro gasto que no sea el correspondiente a la cuantía expresa del alquiler de la vivienda.

Ayuda a domicilio

Este área está diseñada para hacer más llevadera la vida de discapacitados y ancianos, con objeto de que ganen autonomía e independencia en su propia casa. Así, contempla ayudas personales que pueden ser en concepto de compañía, ayudar en la higiene personal o en la toma de alimentos.
También se establece el servicio doméstico, que consiste en ayudas en las tareas cotidianas que se realizan en el hogar.
Además, para romper las barreras arquitectónicas a las que tienen que hacer frente, dentro de su propia casa, se contemplan ayudas económicas y técnicas para la adaptación de los hogares, para así facilitar la autonomía a las personas con movilidad reducida dentro de su propio entorno.

IMIS

Es el Ingreso Mínimo de Inserción Social, conocido popularmente como el IMIS, y supone un intento de asegurar una renta mínima a aquellas personas que carecen de ingresos de otro tipo para subsistir.
Ofrece una ayuda de hasta 420 euros al mes por un periodo máximo de un año. No obstante, los usuarios firman un contrato por el que se comprometen a informar sobre si su situación cambia a lo largo de ese año. Además, como contraprestación incluye lo que se conocen como apoyos personalizados para la inserción laboral que pueden ser la obligación de cursar talleres u otras líneas que desde la consejería se crea conveniente para facilitar el acceso a un trabajo a estas personas. Lo que hace ver el esfuerzo, si se tiene en cuenta que la ciudad no tiene competencias en políticas activas de empleo.