La valla de Ceuta, esa línea perimetral de más de 8 kilómetros que separa nuestra ciudad de Marruecos, acoge una muestra de otro de los elementos “no lesivos” de los elegidos por el Ministerio de Interior, a las órdenes de Fernando Grande-Marlaska. Es el ejemplo de lo que será el futuro vallado: con la parte inferior con pequeños tubos, después unas planchas metálicas a las que les siguen unas mallas y, en la cúspide, unos grandes tubos a modo de rodillos. Y todo ello con un complemento clave: la altura elevada a los 10 metros.
De las concertinas se pasó primero a los peines invertidos y ahora toca esta fase de complemento con los famosos tubos o rodillos de gran volumen que hacen inviable la entrada de cualquier persona en cuanto toda la línea perimetral tenga esta forma. Claro, siempre que los inmigrantes no opten por otra vía distinta al salto, que es la que han usado en las últimas entradas de julio y agosto por Berrocal, en las que optaron por cortar el vallado con cizallas. Para evitar eso se ha planteado que la parte inferior esté formada por tubos. En resumen, una suerte de elementos combinados con la que Interior considera que habrá reducido las entradas, mientras que Marruecos se ha afanado en llenar de alambradas su territorio y construir más vallas.
Es el resultado de la Europa Fortaleza, el modelo impuesto para evitar las entradas por la vía terrestre llevando a los inmigrantes a arrojarse por la marítima, que tantas muertes y naufragios está ocasionando. Interior mantiene operativo su proyecto con el fin de lavarle la cara al completo a un perímetro en el que han ocurrido demasiadas tragedias. Siguen los trabajos de retiradas de concertinas, la auténtica obsesión que tenía el Ministerio de Grande-Marlaska para evitar sucesos cruentos. Ahora, tras la colocación de esta muestra se irá avanzando en perfilar la nueva valla.
De momento estas son las muestras en las que se basa el proyecto de Interior, tan hermético hasta el punto de no haber informado paso a paso de los proyectos e ideas que iba a llevar a cabo. La estructura, de envergadura, forma parte de lo que será el blindaje de una valla que empezó a construirse a finales de los años 90 y que ha sufrido inversiones millonarias para ir aplicando diversos medios de control. Lo que todavía se desconoce es cómo funcionará la vigilancia en esa línea, que dispositivos electrónicos y sensores tendrán para coordinar la actuación ante un acercamiento de personas procedente de Marruecos. A finales de este año debería estar definido todo el proyecto que ponga fin a las alambradas que el propio PSOE colocó en la valla y que este mismo partido se ha encargado de retirar, a su tiempo, con sus maneras y con sus estudios hasta elegir el definitivo.
Al final las concertinas las tendrán que poner en las vallas de Marruecos para que no escapen de Ceuta.
Uy qué poco solidario es este gobierno, en lugar de abrir las fronteras,si eso es de fachas,que entren todos y se vayan para Galapagar o la Moncloa