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Así es el protocolo con el que Ingesa combatirá la violencia en Ceuta y Melilla

Publicados todos los detalles del plan con el que se garantiza el apoyo a sanitarios que sufran agresiones físicas y verbales

El protocolo de actuación frente a la violencia en los centros dependientes de Ingesa en Ceuta y Melilla ya ha sido publicado, después del acuerdo adoptado en Consejo de Ministros por el que se adapta el protocolo de la Administración General del Estado a la realidad de Ingesa. Este acuerdo tiene el visto bueno de las organizaciones sindicales tras su análisis en Mesa Sectorial y se presenta como “una herramienta de uso común” para la prevención y actuación ante agresiones o con ocasión del trabajo. Se trata de un “protocolo específico” para los centros sanitarios al constatarse que en ellos existe “mayor riesgo” para que se produzcan “situaciones de violencia en el trabajo”. Las mismas comprenden desde los abusos hasta las amenazas o ataques.

Violencia no solo física, también verbal

En el protocolo se recogen como agresiones las producidas fuera del trabajo pero siempre que tengan que ver con el mismo, pero se excluyen los casos de violencia que “se puedan producir entre los empleados públicos como los que se ejercen por personas que realizan una actividad ilegítima”. La violencia es entendida no solo como la agresión física sino también cualquier tipo de intimidación, amenazas o acosos hacia los trabajadores, que, de hecho, resultan ser las incidencias más comunes. Además se hace hincapié en los riesgos para la integridad de sus bienes o familiares, como pueden ser las calumnias, insultos o injurias. Con este protocolo Sanidad quiere garantizar al personal agredido no solo la debida asistencia sanitaria sino también asesoramiento y defensa jurídica además de, en los casos que sea necesario, un apoyo psicológico.

Las incidencias más comunes

¿Qué tipo de incidencias pueden enmarcarse en estos actos violentos? En el protocolo se recogen desde las relacionadas con el tiempo de espera hasta las vinculadas a la falta de información, pasando por las que tienen que ver con los usos comunes cuyo compartimento puede generar fricciones. A estos se suman casos como la disconformidad con el trato recibido del empleado público, con la atención profesional o con la resolución de los expedientes sanitarios que pueden llevar a casos de ira. Por parte de Ingesa existe un compromiso explícito de “no tolerancia” a ningún caso de violencia o falta de respeto a los profesionales, algo que se visualizará con la colocación de carteles en todos los centros. Se contempla además la elaboración de un mapa de riesgos de cada área de salud y la participación del Comité de Seguridad y Salud en la formulación de las políticas de prevención y actuación contra la violencia en los centros sanitarios además de colaboración estrecha con las fuerzas de seguridad.

Videovigilancia y evitar el trabajo en solitario

Descendiendo al detalle, las medidas concretas que persiguen “minimizar las causas de queja del usuario” pasan por imponer una señalización clara, adecuar las infraestructuras e inmuebles con salas de espera y espacios públicos comunes agradables. A esto se añade la instalación de sistemas de alarmas y videovigilancia en accesos y zonas comunes, limitar el acceso a las zonas del hospital, reducir los muebles y elementos decorativos susceptibles de ser usados como arma arrojadiza amén de mejorar el sistema de citaciones y accesibilidad a los centros o disminuir los tiempos de demora. Pero hay más, como establecer y organizar los turnos, evitando el trabajo en solitario y el aislamiento físico sobre todo en personal adscrito a puestos especialmente conflictivos. Además se reseña la necesidad de reasignar a los usuarios con antecedentes violentos a otros facultativos que no hayan sido víctimas de agresiones por parte de ellos. Establecer sistemas internos de identificación de reincidentes es otra medida, a fin de poder dirigir a esas personas para que sean atendidas por trabajadores advertidos de antemano, consignando en la historia clínica el comportamiento agresivo del paciente para que sirva de alerta.

¿Y qué hacer si te agreden?: escapar si se llega al límite

Ingesa también fija en su protocolo qué hacer cuando ya el profesional sanitario ha sido agredido o está a punto de serlo. Recomienda por ejemplo mantener el equilibrio emocional, explicar serena y razonadamente los motivos que impiden acceder a las peticiones del paciente y no responder a las provocaciones. Reconocer las deficiencias y errores de la organización sanitaria, no imputar a ninguna persona de la institución las causas de su malestar o, si las cosas se ponen peor, emprender la huida son otros de los consejos que da la institución y que vienen recogidos en el protocolo.

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