Una de las declaraciones de mayor envergadura en la sesión judicial celebrada este martes enmarcada en el ‘caso Emvicesa’ ha sido la del miembro de la Policía Nacional y exjefe de la UDYCO en Ceuta que asumió la investigación de la posible venta de viviendas de protección oficial en la ciudad tras ser apartado de la misma el responsable de la UDEF.
Su testifical, que continúa esta tarde, ha sido firme a la hora de dejar claras las líneas de unas pesquisas que venían precedidas de la publicación de la lista fantasma. Aquello marcó un antes y un después en la judicatura gestándose el caso más mediático investigado y ahora juzgado en la ciudad.
Que saliera esa lista terminó dando sentido a las sospechas que habían surgido tiempo atrás en un caso de asesinato en el que analizando unas escuchas se tuvo conocimiento de que en Ceuta podían estar vendiéndose VPO.
Aquello se engarzaba con un runrún de la época pero con este caso se confirmó que los rumores podían pasar al ámbito de la verdad.
El responsable de la investigación ha recalcado que los indicios fueron claros en torno a la existencia de un procedimiento irregular. Al grupo se le encomendó determinar los fallos que dieron pie a que pudiera haber una compra y venta de casas. La UDYCO tuvo que rastrear entonces dónde estaba la fisura para que, básicamente, se pudiera producir una entrega de viviendas de promoción pública a dedo.
Los investigadores miraron el procedimiento seguido en las 170, auténtico germen de la mediática promoción de las 317. Ahí ya había irregularidades que siguieron extendiéndose en el tiempo, todas ellas movidas en un caos de falta de definición en torno a cómo hacer las cosas adecuadamente.
Por ejemplo había personas en la promoción de las 170 que habían obtenido casa sin ser demandantes, algo que también se repetiría en la de las 317.
El que fuera responsable de la investigación ha reseñado que su grupo pudo verificar que se habían producido pagos para obtener casas y ha dejado claro que en ese particular esqueleto para hacer funcionar la máquina de lo ilegal a la Comisión Local de la Vivienda (CLV) solo se le podía achacar una falta de control pero nunca que estuviera asociada a cobros.
“No tenemos un indicio de que esa comisión cobrara por nada, ni antes ni posterior”, lo ha dicho en varias ocasiones. Lo que sí había era “una falta de control” que los investigadores consideran que fue lo que permitió que “Antonio López pudiera hacer adjudicaciones de vivienda” mediando cobros de dinero.
La CLV no estaba a las órdenes del que fue gerente de Emvicesa. Ese exceso de confianza es lo único achacable a quienes fueron políticos en la época que ahora están sentados en el banquillo, Mohamed Alí, Susana Román y Rabea Mohamed.
En cambio el personal de Emvicesa que también fue detenido en esta operación sí considera la UDYCO que actuaba a las ordenes de López e incluso consta que el hermano de una de las trabajadores detenida llegó a ser beneficiario de una casa en la promoción de las 170 que ni siquiera ocupó.
La Policía ubica en la punta de esa particular pirámide del delito a López y establece escalafones de intermediarios, pagadores y trabajadores de Emvicesa. Fruto de la investigación se consiguieron suficientes indicios sobre la confección de la lista, reseñando detalles como que los trabajadores acudían incluso fuera de horario a las oficinas al ser personas de confianza de López para trabajar para él. “No era posible que López pudiera hacer eso solo”, ha insistido el exjefe de UDYCO.
Fruto de las vigilancias practicadas antes de la detención de López se pudo ir enriqueciendo la investigación. Hubo “mil llamadas de intermediarios” con el exgerente de Emvicesa, siendo las más repetidas las que mantuvo con el policía portuario que hacía de enlace y que en su testifical tiró de la manta y señaló a López como artífice de este entramado.
Llamadas para que se devolviera el dinero entregado a ‘clientes’ tras no obtener casa. Hubo encuentros que fueron seguidos por la Policía siempre ubicados en lugares de compleja vigilancia.
Uno se produjo en Miramar Bajo y fue significativo por su carácter “bastante violento y agresivo” de un joven hacia López. Tuvo que mediar el policía portuario para calmar a esta persona que exigía la devolución del dinero. “Pensamos que le iba a agredir”, ha narrado el investigador, encuadrando esa escena en el ultimátum dado por parte del ‘cliente’ al verse sin casa y sin billetes.
De López el exjefe de UDYCO ha destacado su carácter prácticamente embaucador, propio de un encantador de serpientes. Quizá el mismo que le llevó a ascender en las filas del PP fue el que le llevaría a tejer estas relaciones delictivas ahora enjuiciadas.
“Antonio sí daba la cara ante los clientes, les daba largas… Ahora subo, ahora bajo, estoy de viaje. Era agradable y utilizaba esa maña para seguir toreando el tema a los clientes. Quedaba para dar la cara indicando que su intención era entregar el dinero, devolverlo”, ha repasado.
En la sala se han podido escuchar grabaciones, ejemplos de “miles” de las que mantuvo López con intermediarios especialmente con el policía portuario.
Respecto al registro en la casa de López en Marbella, a la Policía le llamó la atención el alto nivel adquisitivo que tenía, “totalmente desproporcionado”. Era una casa cara como lo que había en su interior.
Entre las grabaciones escuchadas ha destacado una alusiva a Francisco Márquez y la cantidad de procedimientos judiciales en los que tenía que declarar según López aunque tranquilo porque nada extraño fuera a decir. “Paco no va a largar” porque si lo hace “el primero que no sale es él”.
La publicación de la 'lista fantasma' la atribuye la UDYCO al intento de López por cubrirse las espaldas: “Sabe que todo esto le va a repercutir a la Ciudad y tiene que salvarse ante la gente que pagó por estar en la lista... Sabía que esa publicación le iba a retrotraer perjuicios graves a la Ciudad”.
Sobre la relación que mantuvo con la juzgadora ha narrado con toda normalidad que ella era su pareja y él era responsable de la UDYCO existiendo múltiples causas compartidas sin que hubiera problema en ninguna de ellas ni tampoco se revocaran sentencias.
“La única vez que he escuchado algo de esto, ha sido aquí”, se ha mostrado molesto por lo vivido y por que se cuestionara su labor policial por una relación sentimental.
“Los dos somos profesionales y siempre buscamos la objetividad. Nunca en mi vida he investigado a alguien con algún tipo de interés. De Antonio López no sabía ni que existía aunque se ha dicho aquí que le tengo inquina”, ha rechazado.
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