El
CETI de Ceuta vive una calma tensa.
La revuelta acontecida este domingo, adelantada por FaroTV, refleja a las claras que en cualquier momento puede saltar la chispa. Y cuando salta ocurre lo peor. A pedradas, dos bandos diferenciados de subsaharianos han sembrado el pánico entre los residentes del centro, que se metían en habitaciones, dentro de los baños, escapando incluso del propio CETI. En las imágenes ofrecidas por la televisión de El Faro de Ceuta se puede captar al detalle cómo ha comenzado todo: cómo dos grupos distintos empezaban a increparse para, al final, arrojarse piedras, perseguirse y, en el camino, arrasar con lo que tenían. Detrás de esta enorme tangana hay roces vinculados con
robos que se están llevan a cabo en el centro.
No es algo que haya sorprendido porque desde hace días se está produciendo una escalada de tensión que este domingo ha tenido su primer gran aviso. Esto se ha materializado en los destrozos dentro del propio centro. El director estaba en una reunión valorando todo lo ocurrido, mientras la presencia de un gran número de policías nacionales dotados con medios antidisturbios ha posibilitado que se haya recuperado la calma, después de que los vigilantes de seguridad fueran los primeros en afrontar el primer gran momento de tensión.
El CETI ha pasado ya por varios ciclos de presión más o menos marcada. Este domingo se ha escrito uno nuevo, pero en antecedentes figuran varios, todos reducidos a enfrentamientos entre grupos que llevan hasta el centro las rencillas que traen del exterior e incluso del propio periplo clandestino. En la hemeroteca reciente tenemos ataques entre anglófonos y francófonos, pero también entre marroquíes y argelinos, o entre magrebíes y subsaharianos. Hoy los protagonistas han sido dos bandos de africanos.
Las imágenes muestran el momento de tensión que se ha vivido y la belicosidad demostrada por quienes lanzaban piedras sin reparar a quién podían alcanzar o qué podían destrozar. La Policía ha abandonado el centro y se ha recuperado la tranquilidad en el mismo, aunque queda un retén en alerta. Ahora tendrá que evaluarse todos los daños registrados mientras es menester de la Policía Nacional la práctica de actuaciones que podrían materializarse en la detención de algunos de los implicados.
Combinar la convivencia en un centro en el que hay tantas personas distintas junto con los picos de tensión que se viven resulta complicado, más aún en un centro en el que cualquier alteración termina estallando de la peor de las maneras.