El arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, ha denunciado en su perfil de Facebook que en el intento de entrada del pasado 1 de enero “ha habido dos muertos, uno de Camerún, otro de Guinea Conakry; y un chico de Camerún ha perdido un ojo”.
Frente a la nota de prensa oficial de la Delegación del Gobierno” en el que se acusaba a los subsaharianos de haber actuado de “forma extremadamente violenta y organizada”, el prelado apunta, tras subir el mismo a Beliones, repartió alimentos “entre unos chicos a los que jamás vi armados de nada más que de hambre, frío y suciedad”, añadiendo que su compañero preguntó por lo que está pasando en la frontera, a lo que responde con la denuncia: “Y del fondo de un mundo que a todos se nos oculta suben las sombras: ha habido dos muertos, uno de Camerún, otro de Guinea Conakry; y un chico de Camerún ha perdido un ojo”.
En su reflexión personal, Agrelo afirma que “un obispo no puede dejar que le roben la alegría. Me lo dice hoy el papa Francisco y me lo ha dicho siempre mi fe”, concluyendo que “mientras la familia sale de la ciudad con su acompañamiento de hambrientos, de mutilados y de muertos, me limito a comentar con la Madre los hechos del día: _Te lo decía, que nos engañaban, que tus hijos no tienen barras de hierro para amenazar a nadie; que hace falta mucha fatalidad para que alguien, que justamente va protegido de pies a cabeza, pierda un ojo por una pedrada. Te lo decía, que nos estaban hurtando la verdad; aunque no podía imaginar qué verdad intentaban ocultar: dos muertos y uno para quien el mundo ya nunca será como era”.
El arzobispo de Tánger afirma contundente que “en esta guerra de la iniquidad contra los pobres, las armas más poderosas son la censura y la mentira”, por lo que finaliza diciendo que “un grito se oye en Beliones, llanto y lamentos grandes; África llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".
Mentir es pecado