El visor de una cámara, un lienzo en blanco, una imaginación desbordante y el mundo por delante dispuesto a ser retratado. Esos cuatro ingredientes, combinados, son los que dan forma a la Exposición de Talleres Adaptados del Proyecto de Ocio Inclusivo (PROI), una iniciativa en la que han participado once alumnos del Colegio Público de
Educación Especial ‘San Antonio’ y cuyos resultados se desplegarán a la vista del público en la Biblioteca ‘Adolfo Suárez’ a partir del lunes.
El objetivo, por novedoso, era incierto. Pero el resultado, según reconocen los organizadores ha sido “impresionante”. Ni la movilidad reducida de los participantes ni la necesidad de adaptar las cámaras fotográficas o los pinceles mermaron su entusiasmo durante las horas y horas que han dedicado a una experiencia plástica bautizada con el lema El arte nos iguala.
A las puertas de Hamadi Ananou, reconocido fotoperiodista, llamaron los organizadores para que canalizara sus conocimientos hacia los alumnos, y no dudó un momento en embarcarse en el taller. Tanto, que reconoce que acabó involucrándose cada vez más en el proyecto hasta el punto de aplazar incluso compromisos ya cerrados en el extranjero. Ya con el grupo, y durante todo el mes de mayo, comenzó a familiarizar a los alumnos con cámaras especiales que se disparaban tras ser pulsadas con la cabeza, con el codo, o con cualquier parte del cuerpo que gozara de movilidad.
Las peculiaridades del grupo, recuerda Ananou, obligaron también a recorrer los pasos iniciales “creando primero un lenguaje específico con el que comunicarnos, entablando un diálogo para explicar qué íbamos a hacer realmente”, algo que no resultó un excesivo obstáculo porque se trata “de grandes consumidores de imágenes”. Una vez asumida la meta y los instrumentos a su alcance, se produjo lo que el fotógrafo define com “gran explosión”, que provocó que algún integrante del grupo acumulara más de 300 instantáneas al día. Todo era fotografiable para ellos: maniquíes, modelos improvisados, al aire libre o bajo techo. Incluso una clase de danza les prestó sus movimientos para que los inmortalizaran. “Reconozco que no esperaba ni un porcentaje de lo que han conseguido. Para muchos era la primera foto que hacían, pero fue empezar y ellos mandaban con su creatividad. Tenían las ideas muy claras, lo que querían captar. Sin exagerar, puedo decir que hemos logrado en días lo que en otros talleres sería impensable. Pueden tener sus movimientos reducidos, pero la mente y el talento están ahí”, destaca Ananou, que también debutaba en un taller de esas características.
El resultado colgará de las paredes de la Biblioteca Pública hasta el 30 de junio. Con las fotografías compartirán espacio los cuadros salidos del taller impartido por Mustapha ben Lahamar. Arte, a través de uno u otro canal, como reivindicación de la inclusión social.