Arde San Pablo y evacuan San Agustín

El incendio en la planta superior de Almacenes San Pablo, en el Revellín, obliga a que 800 personas desalojen el centro escolar en un tiempo récord de 3 minutos.  Hubo 3 atenciones médicas.  Gran dispositivo del SEIS

Un incendio presuntamente desatado por un cortocircuito a las 12:20 horas en la planta superior de Almacenes San Pablo, en el Paseo del Revellín, provocó que el Colegio San Agustín tuviera que ser evacuado en una operación que destacó por la rapidez de la misma: “En tres minutos, 800 personas estaban en la calle”, resumió, satisfecho, el director del centro agustino, el padre José Luis Miguel. Puestos en conocimiento por la dirección escolar, y acto seguido por personal de San Pablo y finalmente por viandantes y vecinos, los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) fueron acudiendo en distintas dotaciones, hasta llegar a desplazar al grueso de la plaza disponible a esa hora, quedando, como indicó a este medio Manuel Gentil, jefe del SEIS y quien, a pie de incendio, dirigió con éxito un servicio en el que se utilizaron hasta 5.000 litros de agua durante un espacio de dos horas y media.
No fue el único servicio que actuó, puesto que vital fue también el papel desempeñado por miembros de Fomento, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, Obimace, 061 y Cruz Roja. Hasta el lugar de los hechos, del mismo modo, acudieron Yolanda Bel y Susana Román, consejeras de Presidencia y Fomento, respectivamente.
“Llevo como director desde septiembre”, dijo el padre Miguel, “y no creo que una evacuación como esta suceda en numerosas ocasiones”, añadió con delicada retranca. Esta fue, precisamente, una de las causas por las que lo acontecido provocó que, en porcentajes similares, se vivieran escenas en las que el temor, la incertidumbre e incluso el pánico fueran palpables: “Sonó el móvil cuando yo estaba en mi puesto de trabajo, vi que era un mensaje de ‘WhatsApp’, lo abrí y al ver que era una fotografía del humo saliendo por encima del colegio, me asusté mucho y salí corriendo hacia allí”, contó Zamia mientras en la puerta del centro abrazaba a sus dos gemelos y a su hija, alumnos del San Agustín. Más cerca estaba María Román, en concreto en la plaza Alcalde Ricardo Muñoz, cuando vio (y olió) el humo que se acababa de desatar: “Fui rápido para saber más y recoger a los dos niños, que estaban bien, en buena medida por la rápida evacuación del Colegio”.
Esta fue una de las claves para que el incendio en San Pablo no provocara más que dos atenciones por crisis de ansiedad y una tercera de intoxicación por humo, a cargo de Cruz Roja. “Hubiera sido peor si no hubiéramos actuado con rapidez”, destacó el director de San Agustín, para explicar acto seguido que “estaba un profesor de Educación Física en el patio cuando ha visto salir humo y, en seguida, avisó a todos. En tres minutos se ha hecho la evacuación, todo ha ido bien, más allá de que el humo siempre da un poco de impresión al que lo ve y lo respira”. “Desde el primer momento, hemos tenido claro que había que dar tranquilidad a los niños y así ha sido”, destacó. “Yo estaba realizando un examen a los alumnos de 1º de Bachillerato”, contó la profesora Isabel Martín, “cuando ya sólo quedaba un chico por entregar el suyo al notar que algo raro pasaba”. Una vez entregado el examen, maestra y alumno salieron del aula pero al descubrir Martín que el fuego se estaba iniciando, veló por la seguridad del joven, a quien instó que bajara hacia la planta baja y saliera del centro, y se aseguró asimismo de que no hubiera nadie más en peligro: “La evacuación, ejemplar”, determina ella también.
La dirección del centro decidió posteriormente suprimir toda la actividad, cerrar las puertas y reemplazar a los alumnos hasta el siguiente día, no sin antes agradecer “a todos los profesores y familias por saber mantener la calma y la tranquilidad ante este contratiempo”.
En el lado opuesto, la resignación. Porque Pablo Belmonte, propietario de San Pablo, lamentó que el incendio provocara pérdidas “incalculables” al negocio, máxime en tiempos de Navidad: “Muchos juguetes se han echado a perder”, dijo, apenado. Respecto a la causa, Belmonte dijo que “aún no se sabe, pero parece que ha sido cortocircuito” y añadió que “a pesar de que hemos perdido muchos juguetes, como los coches para niños, tenemos disponibles más en los demás centros de San Pablo”, dijo, recobrando algo la esperanza.
Asimismo, cabe destacar que, según fuentes de Bomberos, sofocar el incendio no fue tarea sencilla “porque había mucha carga térmica en el espacio, de alrededor de 40 metros cuadrados, y además bastante material ardiendo”, señalaron los efectivos del SEIS. Prueba de que el incendio fue de magnitudes importantes, más allá de que se empleó un depósito de 5.000 litros de agua, es el hecho de que la columna de humo se avistaba, prácticamente, desde cualquier punto de la ciudad autónoma.
Durante el operativo, decenas de transeúntes siguieron, con curiosidad, el avance de los acontecimientos, si bien muchos de ellos, al cabo de unos minutos, terminaban por marcharse del Paseo del Revellín, molestos por ‘tragar’ humo al respirar. La zona, que quedó debidamente acordonada, registró un parón de actividad que afectó a joyerías, bancos, hostales y cafés, cuyas puertas quedaron, por momentos, cerradas y el paso, impedido, otorgando a esta céntrica arteria de la ciudad, a esa hora siempre transitada, una imagen excepcional.

El Colegio San Agustín, sin daños

El Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) y el Área de Coordinación de Emergencias-Protección Civil, ambos adscritos a la Consejería de Presidencia, Gobernación y Empleo; la Consejería de Fomento; y Obimace, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Servicios Comunitarios y Barriadas, participaron en los distintos trabajos que se desarrollaron como consecuencia del incendio registrado ayer en San Pablo, sito en el Paseo del Revellín.
La primera actuación fue la del SEIS, que acudió al lugar de los hechos alertado por una llamada al 1-1-2, a las 12.20 horas. El colegio aplicó su plan de autoprotección y por seguridad procedió a su evacuación.
Técnicos de Fomento evaluaron las consecuencias del incendio en el centro docente y descartaron daños en su estructura. Por motivos de seguridad y como medida cautelar, Fomento determinó que se colocaran vallas en el patio del colegio para impedir el acceso al mismo; una actuación que materializó Obimace.