Restos de todo tipo de vehículos, años de protestas y decenas de incendios provocados. Esta es la cartilla de presentación para el foco de chatarra acumulada en Arcos Quebrados, un foco erigido en una auténtica pesadilla sobre todo para sus principales víctimas: los Bomberos y los vecinos de las proximidades.
Los primeros están hartos de advertir la inseguridad derivada de una zona en la que se usan líquidos acelerantes para generar el fuego. Han cursado partes internos con vistas a que se retire toda la chatarra al ser la única forma segura de evitar que sigan generándose incendios provocados. Por su parte los vecinos, en la misma línea que los profesionales del SEIS, han advertido de lo peligroso de estas quemas y en las consecuencias que pueden tener para las casas ubicadas en la proximidad de este montículo de restos.
Aquí se despiezan los vehículos por parte de ‘mecánicos ambulantes’ que retiran y se llevan las piezas a las que pueden sacarle partido. Lo demás, esos esqueletos de amasijos de hierro, se quedan en el lugar y son objeto de actos vandálicos continuados.
Al problema de la inseguridad se le añade el claro atentado medioambiental
La chatarra acumulada y no retirada dibuja la imagen de un particular vertedero en pleno Arcos Quebrados. Un vertedero contra el que no se han puesto medidas que sean eficientes, a pesar de que se han llegado a efectuar detenciones de individuos presuntamente relacionados con las mismas.
En este compendio de quejas puede integrarse también las vinculadas con el ámbito medioambiental, debido al vertido de líquidos procedentes de estos coches y al propio daño que hace la liberación de óxidos, como han advertido las asociaciones ecologistas que no bajan la guardia ante circunstancias de este tipo.
Los vecinos de Arcos Quebrados siguen padeciendo esta asignatura pendiente, sufriendo un punto negro en donde las soluciones resultan dificultosas y que genera una inseguridad constante y permanente durante años.