MDyC organizó ayer la entrega del Premio Doctora Soraya. Lo hizo pasado el 8M, una fecha en la que la saturación de reconocimientos no deja asumir la valía de muchos de ellos. La formación siempre acostumbra a dejar su espacio para organizar el suyo propio, cosa que se agradece porque permite, con pausa, compartir la felicidad con los elegidos.
Me emocioné cuando supe del detalle que ha tenido MDyC con Abdelah. Un detalle con una “persona muy especial”, dijeron de él. Y vaya si lo es.
Conocerle es un orgullo. Abdelah es una persona culta, interesada por su tierra e implicada. Siempre atento a todo, pero, además, bueno. Y eso es quizá lo más importante, lo que está por encima de cualquier otro piropo, de cualquier apreciación sobre su persona.
Abdelah lo es. Es un hombre bueno, es una persona honesta, con valores, preocupado por su ciudad y sobre todo leal con los suyos.
Esos datos conforman una personalidad que le hace ser distinto, que le hace ser reconocido y admirado por quienes le conocemos, porque hoy en día es muy difícil encontrarse con personas así.
“Queremos agradecerle no solo por lo que ha hecho, sino por lo que es”, decían desde el MDyC en el transcurso del acto. Fue un reconocimiento público, pero en silencio muchos otros le admiramos y nos sentimos orgullosos de él y de tratarlo.
Tengo la suerte de conocer a Abdelah, la suerte de haberle visto en distintos actos siempre defendiendo lo que cree. Por eso, por ser como es, hoy recoge los frutos de lo sembrado, recoge el cariño que le da MDyC y la alegría que nos ha provocado en todos los demás. Felicidades.