Con aplausos y una oración, los vecinos de Algeciras, tristes y consternados por la tragedi, han despedido este viernes al sacristán Diego Valencia, en la Iglesia Nuestra Señora de La Palma, a cuyas puertas fue asesinado por Yassine Kanjaa, un hecho que ha generado gran rechazo en Ceuta y en toda España.
Decenas de algecireños, autoridades civiles, entre ellas el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, además de militares y judiciales, han acompañado a la familia del sacristán, de 65 años, y a sus compañeros y amigos, en el funeral que se ha celebrado este viernes en su memoria, antes de ser conducido al cementerio de Botafuegos para su incineración.
El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, ha sido el responsable de oficiar la misa, destacando en su homilía que el dolor de la familia del sacristán es "el dolor de toda la Iglesia".
Zornoza Boy ha llamado al perdón "a los cristianos nos han enseñado a perdonar y a orar por nuestros perseguidores. De no perdonar estaríamos ya derrotados, habría ganado el mal".
Asimismo, ha pedido construir un mundo en el que no quepa la violencia. "No podemos desertar de hacer el bien (...) ni podemos no amar en una sociedad que vemos tantas veces tensionada, irritada, herida, donde tantos sufren en su corazón situaciones muy duras, que crean agresividad".
"Constatamos a diario una fuerte crisis de valores. Pues bien, hechos como estos nos obligan en conciencia a fomentar y a construir una cultura de la convivencia, del respeto, de la solidaridad y de la paz, evitando los odios, los enfrentamientos, los gritos, las tensiones innecesarias", ha clamado.
El obispo ha afirmado que "no basta sólo con condenar la violencia". "Tenemos que desenmascarar sus causas, las falsas divinidades que se esconden en un mundo que prescinde de Dios y promover positivamente el bien".
"La violencia no tiene justificación, como tampoco la tiene el terrorismo, como tampoco la tiene el atropello de las drogas, o la manipulación de los otros, o la falta de respeto a la persona y a sus libertades o la presión del pensamiento único, que excluye toda opción diversa" de modo "fanático e irracional".
El obispo ha animado a tratar de curar esta herida formando "sujetos capaces de participar en la construcción de la civilización del amor y del respeto a la vida", iluminada "con la racionalidad que nos libra del fanatismo".
Ha pedido "un compromiso firme por la justicia y por la cultura de la solidaridad que alivie el rencor que tan a menudo desencadena violencia". Con este mensaje, el obispo y la comunidad católica han despedido al sacristán.
En declaraciones a los medios antes de entrar en la iglesia, el presidente de la Junta ha expresado su "condena más enérgica" por este asesinato "tan cruel y sin sentido" que se ha producido en una ciudad "donde siempre ha reinado la convivencia", donde conviven "129 nacionalidades" y donde "se busca un objetivo de paz".
Moreno ha sostenido que a los ciudadanos de Andalucía y España les ha generado "un dolor intenso por lo imprevisto, lo cruel y lo duro" y porque deja a una familia "completamente rota".
"Diego era una persona querida, valorada y comprometida, no solo con la Iglesia, sino también con cada uno de sus vecinos", ha subrayado.
Ese compromiso y ese cariño se ha visto reflejado en la gran cantidad de coronas de flores con las que han expresado su dolor desde numerosas hermandades y cofradías religiosas , la asociación andaluza de víctimas del terrorismo hasta la Policía Nacional, los funcionarios de la cárcel de Algeciras y amigos y compañeros de los dos hijos del sacristán.
La esposa del sacristán sigue ingresada en el hospital, donde recibió la noche del miércoles la inesperada noticia del asesinato.