En los tiempos difíciles es cuando se muestra la valentía de una persona. Los años 80 lo eran en todo el país y mucho más en el seno de la Policía Nacional. Eso no hizo que Antonio Muñoz López perdiera su vocación y formara parte de esta gran familia. Ahora, cuando ostenta el cargo de subinspector del grupo de análisis de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional en Ceuta, se encuentra a un mes de pasar a la jubilación.
Nacido en Alcalá del Río (Sevilla), desde pequeño sabía que quería ser policía nacional.
Entró en el Cuerpo en abril de 1981 en las antiguas compañías de Reserva General con sede en Lérida. Años más tarde se marchó a ejercer su trabajo en la frontera con Francia, donde estuvo ocho años y medio. Además, Muñoz fue fundador de la UIP de Sevilla.
A partir de ahí tuvo varios ascensos, después promocionó a subinspector y se marchó a Prat de Llobregat. Ya en el año 2005 fue cuando empezó a tener los primeros contactos con la ciudad autónoma, precisamente cuando se produjeron varios incidentes en el Ángulo de las Murallas.
“Esa relación con Ceuta me conllevó a que conocí a una ciudad que me gustaba y en el año 2005 decidí pedir destino a Ceuta. Además del año 2006 a 2007 conocí a una caballa que me hizo quedarme aquí y la verdad es que estoy muy cómodo”, confiesa.
Muñoz desde pequeño quiso ser policía y lo vio más claro haciendo la mili. No había nadie en su familia en el Cuerpo, por lo que fue pionero en ese sentido y en la actualidad es su hijo el que sí quiso seguir sus pasos.
“Si le digo la verdad todo viene de cuando hice el servicio militar. Estuve en Madrid, concretamente en Artillería, y ya haciendo campamento en Alcalá de Henares se presentaron policías y aquello me llamó la atención. Pero era una cosa que tenía en mente desde pequeño, siempre quise ser policía y en mi familia no había ni policía, ni militar, ni guardia civil”, prosigue.
El agente aún recuerda cómo lloraba su madre el día que tenía que ingresar en la academia debido a una situación vivida en el aeropuerto de San Pablo.
“Recuerdo el día que me marchaba para ingresar en la academia en Badajoz, en el aeropuerto de San Pablo bajaron el ataúd de un compañero que habían matado en Vitoria. Imagínese cómo lloraba mi madre al ver la situación y saber que su hijo iba para la academia. No quería que me fuera, pero decidí irme con todos los riesgos porque yo quería ser policía”, indica.
Más de 40 años ejerciendo como policía nacional y Muñoz tiene claro que volvería a tomar la misma decisión: ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía. “Tenía trabajo fijo cuando entré en la academia, pero volvería a repetir el camino porque me he hecho a mí mismo, el hecho de servir y proteger a la ciudad es muy importante. El trabajo que realizamos es muy bonito”, insiste.
En un mes, Muñoz cerrará su etapa en la Policía, un momento que no esperaba pero que lo afronta con naturalidad.
“El otro día fui a ver a mi madre que vive gracias a Dios y me dijo: 'Niño, no me imaginaba que te iba a ver que te jubilaras'. Me falta un mes, espero llegar, pero lo que sí está claro es que es una etapa más de lo que es la vida policial. Es un libro, va quemando etapas y sin darte cuenta llega ese momento”, dice.
Sobre todo guarda el cariño y el respeto de todos los compañeros con los que ha compartido profesión en estos 42 años.
Un policía que siempre ha tenido la premisa de ayudar a los demás y eso es lo que llevará siempre por bandera.
Magnífico POLICIA y mejor persona, conocido desde el 92 que ya son años y siempre se puede contar con él
Grande toni